Piantón (Vegadeo),

T. CASCUDO

«Aquí no tenemos los medios que tienen en Sevilla», se disculpaba el párroco Silverio Cerra por unos pequeños problemas con el sonido, previos a una de las más bellas representaciones de la Semana Santa de Piantón (Vegadeo). Precisamente esa carencia de medios hace especial la tradición piantonesa. En esta pequeña localidad veigueña es el pueblo quien hace y deshace y consigue mantener viva una tradición con casi de cuatrocientos años de historia.

Pasadas las doce del mediodía, el párroco arrancó la narración dando salida a los pasos que caracterizan «El Encuentro», una de las procesiones más conocidas del Occidente. Cerra no sólo relató los pasos del calvario de Jesús sino que aportó detalles al público como la fecha de realización de las tallas o las características que definen cada figura. Justo antes de llegar a la iglesia, el Cristo protagonizó su primera caída. Precisamente es éste uno de los elementos más llamativos y que hace especial la Semana Santa de Piantón. Las tallas están articuladas, lo que incrementa el dramatismo de la representación.

La primera en acercarse al Jesús Nazareno es la Verónica que le seca el sudor con un paño. Al fondo de la plaza hace acto de presencia San Juan, que no se acerca a Jesús sino que acude a avisar a María. La Virgen corre entonces a auxiliar a su Hijo a quien abraza y luego saca un pañuelo para sacar sus lágrimas. Este encuentro entre Madre e Hijo es uno de los momentos clave de esta procesión.

Tras el encuentro, los pasos toman rumbo al cementerio y recorren en procesión, seguidos por los fieles, buena parte del núcleo piantonés.

La Semana Santa piantonesa sale adelante apenas sin presupuesto y con el trabajo constante de unos veinte vecinos, apoyados en cerca de cincuenta colaboradores eventuales. «Los papeles están definidos, las mujeres se ocupan de mantener y preparar todo y los hombres se centran en la técnica», apunta Cerra, que publicó hace años un libro sobre la tradición piantonesa.

No obstante, público y vecinos coinciden en que las escenas ya no se viven con el fervor de antaño y que ahora son menos también los que las siguen. «Antes no cabía una aguja en la plaza de Piantón y también la representación era más larga, la gente traía hasta sillas», comentaba una vecina. Aún así, lo importante es que año a año la tradición religiosa de Piantón sigue viva. Esta localidad cierra este mediodía los actos religiosos, tras una semana llena de actividad, con la misa de Pascua, el bandeo de pendones y el reencuentro de la Virgen y Jesús resucitado. El inicio está previsto después del mediodía.