Cortafuegos salomónico

La ministra Raquel Sánchez ha establecido un salomónico cortafuegos. Después de dos semanas con los presidentes de Asturias y Cantabria reclamando dimisiones de "alto nivel" por el "Fevemocho", la ministra ha puesto dos huevos duros: el cese del presidente de Renfe, pero también el de la secretaria de Transportes, Isabel Pardo de Vera. Es una voladura de los máximos responsables ferroviarios del Ministerio para salvar a la reina dejando caer las dos torres.

Las lecturas de ambos ceses (hay que estar atentos a los matices del relato; no son destituciones, sino dimisiones que se aceptan) son bien distintas. El del presidente de Renfe es evidente porque fue la empresa ferroviaria la autora del contrato, y la que debió haber informado de sus problemas que mantuvo en silencio más de dos años. El de Pardo de Vera obedece a los desencuentros entre ella y la Ministra, agudizados estos últimos días cuando a Pardo de Vera se la quería internamente responsabilizar del asunto. En el entorno de la ya exsecretaria resaltan que durante buena parte del lío ella estuvo de baja superando una grave enfermedad y que cuando conoció el asunto intentó resolverlo. Pero la desconfianza se había instalado entre Sánchez y Pardo de Vera, y la ingeniera, precisamente por serlo, le tiene poco apego al puesto político.

El "Fevemocho" ha puesto contra las cuerdas a la Ministra. Y es inevitable percatarse de que Pardo de Vera era justamente la persona a la que el presidente asturiano, Adrián Barbón, había pedido salvar. El Presidente asturiano se encontró con su cabeza a su llegada a la reunión con la Ministra, que se aventuraba tensa y con quien no ha tenido especial entendimiento el Gobierno asturiano. Suena a golpe calculado.

Pero en resumen, a falta de meses para que se inaugure la Variante de Pajares, la Ministra descabeza a los máximos responsables ferroviarios y pone al frente a un economista y a un experto en derecho urbanístico. Estupendo.

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