La cuestión vasca

El poder persuasor de Andoni Ortuzar y la influencia del PNV en España

Óscar R. Buznego

Óscar R. Buznego

Andoni Ortuzar, presidente del PNV desde 2013, es un político singular. Nacido en zona minera, en la margen izquierda de la ría del Nervión, de madre lechera y padre camionero, fue militante del sindicato ELA, al que representó en el diario "Deia", en el que ejerció como periodista antes de dedicarse de lleno a la política desempeñando diversos cargos orgánicos e institucionales. De buen ánimo y conciliador, confiesa que es capaz de perder los papeles por el Athletic y que acude a "la catedral" pertrechado con la bufanda del equipo como un forofo más. Cuando habla, merece que se le preste atención por lo que es y por lo que dice. No es un político de argumentario de partido al uso. Tiene un discurso bien elaborado y lo expone con una delicada firmeza, con la intención de persuadir amistosamente a la audiencia. Marca el tono actual de su partido, que sustituye la estridencia impositiva de Arzallus, el gran líder del nacionalismo vasco en la Transición, convertido en la España del presente, por encima de la polarización populista, en recuerdo de una forma anacrónica de hacer política.

El martes pasado, Ortuzar visitó el foro de "La Vanguardia", que había reclamado su presencia con insistencia durante dos años. Allí se reunió con la crema de la sociedad catalana, incluido un amplio sector de su clase política. Entre tan selecto público estaba sentado Gorka Elejabarrieta, senador de Bildu, al que se refirió, haciendo gala de su buen humor, como "el espía". Disertó apenas media hora y luego se explayó en las respuestas que dio a las preguntas planteadas por el presentador y dos periodistas. Comenzó leyendo el artículo cuarto del acuerdo de investidura firmado por el PSOE y el PNV, que compromete a ambos a impulsar una negociación para solucionar el contencioso catalán y aprobar un nuevo Estatuto de la Comunidad Autónoma Vasca. A continuación, enumeró cuatro aspectos que deben definir el estatus político de Euzkadi. Uno, el reconocimiento como nación. Dos, la protección de su poder político y económico, mediante una delimitación clara de competencias. Tres, la creación de una instancia que arbitre los conflictos con el Estado, dado que el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial no cumplen con su función, pues deciden por norma a favor de la administración central. Puso como ejemplo a seguir la Comisión Arbitral del País Vasco, que dirime las disputas entre los territorios históricos y el gobierno autonómico, en la que este, por su composición, tiene poder de veto. Y cuatro, la atribución a la sociedad vasca de la capacidad para decidir su futuro, es decir, el derecho de autodeterminación.

Luego, ya sentado junto a sus interlocutores, Ortuzar manifestó sentirse solo vasco; se declaró independentista, partidario de una república pero vasca, había proclamado en otra ocasión; quiso precisar que en contra de lo que suele pensarse a Madrid no le exigían concesiones sino la devolución de lo que era suyo; aseguró que los vascos aportan sin queja a través del cupo más de lo que les corresponde por población, y dibujó una Euzkadi unida, con la integración de Navarra y el País Vasco francés. Advirtió que no hay "volantazo" a la vista en sus relaciones con otros partidos y confirmó su incompatibilidad con Vox, proponiendo a los grupos parlamentarios que renuncien a su turno de intervención en el debate de la moción de censura para despacharla cuanto antes.

Lo dicho por Ortuzar no viene a cuento porque considere que el País Vasco y Cataluña son naciones diferenciadas del resto de España que necesitan una solución, ni siquiera porque haya ido a Barcelona a tender la mano a los nacionalistas catalanes, aunque fuera extremando la cautela a la hora de recomendarles el sistema fiscal vasco. Aunque nunca está de más recordar los objetivos políticos que persiguen los nacionalistas vascos y los catalanes, que según Ortuzar podrían resumirse en que el País Vasco y Cataluña sean cada vez menos dependientes, lo que vuelta la frase por activa querría significar que sean cada día más independientes, cabe suponer que hasta la soberanía final, el interés de la esperada visita del líder del PNV a la capital catalana reside en que están precedidas por unas declaraciones al periódico anfitrión en las que afirmaba que en los últimos meses de este año y el primer semestre de 2024, año de elecciones en Euzkadi, se presentaba una buena oportunidad para la negociación política.

Cierto es que Ortuzar aboga por el diálogo y un acuerdo que suscriban desde Bildu al PP, respetando las reglas de la democracia española. El PNV propone borrón y cuenta nueva en el procés y descarta la posibilidad de seguir el mismo camino. Ortuzar percibe que la política catalana se encuentra en una fase de clarificación interna. Pero si debemos tomar en serio sus palabras, la cuestión vasca estará junto a la catalana sobre la mesa en la que se pacte la investidura del próximo presidente del gobierno español.

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