Sol y sombra

Frenesí mimético

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

En su último ensayo, "La posliteratura", Alain Finkielkraut cuenta que lo que distingue a los seres humanos de hoy de los de antaño es que nos hemos convertido en espectadores. Vivamos donde vivamos, observamos desde una primera fila los acontecimientos que nuestros predecesores conocieron por medio de la lectura o del relato oral. Nadie nos libra de sentir el ridículo ajeno mientras permanecemos atentos a las pantallas siguiendo la jugada partido a partido, minuto a minuto, hasta familiarizarnos con los personajes que irrumpen en nuestras vidas como elefantes en una cacharrería.

Tenemos, por ejemplo, a la ministra de Igualdad con esa mueca permanente de enfado bramando contra los jueces por el fracaso de una ley que se ha vuelto contra las mujeres que sufren agresiones sexuales. Al presidente del Barça, desencajado, amenazando a quienes pretenden manchar el escudo del club por insistir en que este intentó sobornar durante un largo período de tiempo a un dirigente del arbitraje, algo que sin embargo parece probado y pesa en la propia denuncia de corrupción de la Fiscalía que una juez ha decido admitir a trámite. O el patetismo del portavoz de Vox, señalando a dos medios de comunicación por unas entrevistas en las que el candidato elegido para liderar la moción de censura contra Sánchez ha mostrado abiertamente los planteamientos que le separan de quienes lo promueven. Hasta el punto de comentar que a él el Presidente censurado no le cae especialmente mal y que es exagerado mantener que su gobierno es el peor de la historia de España. Lo que pretende Vox con esta moción abocada al ridículo empieza a ser indescifrable para cualquier persona sensata. Evidentemente, lo que busca Tamames, a sus casi noventa años, es un minuto de gloria en el Parlamento. Y antes de ello, una cena en la intimidad que el propio Sánchez, con buen criterio, consideró inoportuna. Pronto, si este espectáculo grotesco se alarga, le pedirá un autógrafo. Todo eso, y mucho más, está en las pantallas.

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