Yolanda Díaz, entre Helio y las kellys
La Vicepresidenta, en acción
Benditas paradojas. Venía la vicepresidenta segunda del Gobierno de darle un repaso a la presidenta del PP de Baleares y aspirante a presidir la comunidad, Marga Prohens, a cuenta de su exabrupto contra las camas elevables que por ley se instalarán en los hoteles para reducir la carga de las limpiadoras. "Es la mayor tontería en política turística de los últimos años", resumió la conservadora, que no midió las palabras en su ansiedad por acabar con la indigestión que le produjo su comida preelectoral con José María Rodríguez, mentor de mentores condenado por corrupción. Nadie duda hoy en día de la bondad de los lechos eléctricos, otra cosa es que los tengamos que pagar los contribuyentes, y no los hoteleros responsables de minimizar los riesgos laborales de sus empleados con los suculentos beneficios de otra temporada turística de récord. "Lo que tilda la presidenta del PP en Baleares de ‘tontería’ es una de las principales reivindicaciones de las camareras de piso para proteger su salud. Este desprecio a medidas de seguridad básicas muestran que aún queda mucho por hacer", respondía Yolanda Díaz en las redes sociales. Quién iba a imaginar que pocos días después, y en la presentación de su marca política Sumar, la ministra de Trabajo se haría acompañar de un joven que en el mismo escenario donde ella se postulaba como la futura primera presidenta de España nos descubría que la lucha de la clase trabajadora por alcanzar sus derechos aún no ha empezado. "Los jóvenes no somos unos quejicas, es que no queremos tragar. Que en otras generaciones se hayan permitido abusos... bueno, pues haber peleado", dijo. ¿En serio? Sí, y Yolanda Díaz le aplaudió, tal vez por inercia. Se llama Helio Roque, de 20 años y pensamiento intelectual tan ligero como su nombre de pila. Ya se ha disculpado por meter la pata en modo niñato y emborronar con un amago de polémica el domingo de gloria de la precandidata, aunque no lo suficiente como para que no se hable de la ausencia de Podemos.
Si a las kellys les duele la espalda, que se lo hubieran peleado como Helio, de profesión estudiante y tiktoker. Agotador y exigente lo suyo, y un selfi en las barricadas. Muchos seguidores, fan de Eurovisión y unos cuantos vídeos, algunos de vergüenza ajena como la entrevista con intercambio de regalos a Ada Colau, le propulsaron hasta el acto de Díaz cuando media España observaba con lupa el "quién es quién" del nuevo proyecto para las elecciones generales. Lo de menos es si el bisoño orador se hizo un lío. Importa más averiguar por qué estaba allí, qué méritos acreditaba junto a artistas, activistas y escritores, y a los primeros espadas de la cosa pública de distintos territorios convocados. Un craso error de casting, en mi opinión.
La nueva política se empeña en meter con calzador en sus eventos un influencer, un youtuber, un gamer o cualquiera de estos nuevos desempeños basados en el ego desbordado para demostrar pluralidad, multiculturalidad, enrolle o todo a la vez. No hace falta, de verdad, lo pillamos. La plataforma ciudadana de Yolanda Díaz tiene una base muy ancha y en ella cabe todo el mundo. Pero mejor si vamos concretando quién defenderá qué y cuáles son las prioridades, y a qué hemos venido aquí, que cuesta menos dar un click que el voto.
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