"Libre…", con permiso de Hassan

La canción de unos soldados de reemplazo retenidos en los cuarteles de Ceuta y Melilla

Fernando Granda

Fernando Granda

El rey de Marruecos nos llevó a gritar "Libre". Hassan II aquel año decidió apresar y retener a los pesqueros españoles que faneaban en los aledaños de las costas marroquíes. Un desacuerdo con el gobierno español, eran tiempos franquistas, determinó al monarca magrebí a apresar a los buques de pesca con base principalmente en Andalucía y Galicia. Como consecuencia el Ejecutivo español decidió acuartelar a su Ejército y los soldados españoles fueron concentrados en sus respectivos destinos y puestos en guardia por si hubieran de intervenir ante el acoso marroquí.

El acuartelamiento de aquel 1973, es decir, hace medio siglo, provocó que el reemplazo del servicio militar "Setenta y Uno Primero", que se licenciaba oficialmente entre febrero y marzo de ese año, viera suspendida su despedida del Ejército en su fecha normal. Para colmo, el silencio oficial procuró que los "veteranos" desconocieran su fecha de licenciatura.

Los cuarteles de Melilla y Ceuta, los escuadrones y banderas ubicados en los territorios con límites marroquíes, recibieron a los nuevos miembros de reemplazo –reclutas que acababan de jurar bandera– pero en ellos seguían los soldados que deberían licenciarse antes de la llegada de los recién incorporados. La situación era esperpéntica. Por una parte, los novatos que eran incorporados a nuevo destino y desconocían su nuevo cometido en momento de alerta militar; por otra, los virtualmente licenciados que no podían despedirse de los cuarteles por esa situación originada por el apresamiento de pesqueros por parte de la marina marroquí.

"Libreeee…" se comenzó a oír en los acuartelamientos a todas horas. Los veteranos "salientes", ya sin destino diario, vagaban por las explanadas de las guarniciones, se desesperaban ante su suspendida salida, su licenciatura tras más de un año de "mili" obligatoria. La canción de Nino Bravo, un grito a la libertad, se fue convirtiendo en un himno de tristeza, un canto a la adversidad, al infortunio, a la calamidad. Aquella estrofa ("Piensa que la alambrada sólo es / Un trozo de metal/ Algo que nunca puede detener/ Sus ansias de volar/ Libre…") que cantaba el intérprete valenciano se convirtió en negativa. La alambrada era más que un trozo de metal, era una barrera infranqueable que les impedía volver a casa tras su servicio a la patria.

"Como el sol cuando amanece/ Yo soy libre como el mar/ Libre…/ Como el ave que escapó de su prisión/ Y puede, al fin, volar/ Libre…" era la estrofa preferida de aquellos licenciados sin licenciar. La mayoría no sabíamos más… Terminabámos con estos últimos versos del más recordado éxito de Nino Bravo: "Como el viento que recoge/ Mi lamento y mi pesar/ Camino sin cesar/ Detrás de la verdad/ Y sabré lo que es al fin, la libertad…".

Días después, el gran intérprete fallecía en un accidente pero aquellos soldados de reemplazo le siguen, seguimos, recordando cincuenta años después. Siguen, seguimos, recordando aquel "Libre…".

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