Danas y botón del pánico

La estrategia de meter miedo a la población hasta con la meteorología

Juan Carlos Herrero

Juan Carlos Herrero

Estamos más por meter miedo a la gente que por hacer una sociedad educada en la protección y defensa civil, y es que no espabilamos. La escurridiza gestión de la sociedad del riesgo que anunciara Ulrich Beck se torna en la "sociedad del miedo", hay que hacérselo ver.

No hubo mes de septiembre, de toda la vida, que la gota fría refrescase nuestras cabezas ardientes, tras veranos de pertinaces sequías. Es de libro. Sin embargo, los amigos del botón de pánico se emplean a fondo cambiando la terminología. Lo que era gota fría pasa a ser dana. ¡Que viene el lobo!

Es la clave de tener al personal sujeto al confinamiento, aprehendido en la pandemia, a un estado de alarma permanente dejando a la población bajo el yugo del teléfono móvil, con la capacidad omnímoda del botón de pánico y quien lo maneje. ¡Educa, forma, instruye, pero no acoquines! sería el lema.

A diferencia de los incendios, que ahora llamamos de "sexta generación" y no avisan, la lluvia torrencial es otoñal por antonomasia, y se pronostica.

Lo venimos anunciando. O formamos a la sociedad para afrontar los riesgos por principios fundamentales de Protección Civil, incluyendo educación social y compromiso al voluntariado que supla carencias del estado-municipio ante los crecientes riesgos tecnológicos, antrópicos y naturales del cambio climático, o por el contrario fomentamos una "sociedad del pánico".

Las guerras suponen el fracaso de la diplomacia, aun así invertimos más que nunca en armamento cuando la gestión de la paz es inmensamente más barata. La inversión en sistemas contraincendios y soldados del fuego nunca estuvo tan surtida, sin embargo jamás hubo tanta incineración forestal.

Esta retroalimentación económica va en detrimento de las libertades, lo que hace que el botón de pánico está teniendo una efectividad psicosocial sin precedentes.

El problema es que los teléfonos móviles son, al cambio, pulseras telemáticas haciendo sujetos algorítmicos, pasivos e "infoxicados" ajenos al botón de pánico que desvirtúa las claves de la sociedad del riesgo, a saber: libertad, compromiso y solidaridad social y medioambiental. ¡Que viene el lobo!

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