Preparar el futuro

Los retos de Asturias en este curso político

Pablo Junceda Moreno

Pablo Junceda Moreno

El verano, que ya llegó a su fin, es un tiempo magnífico para planificar lo que nos espera en el inicio del curso. Tras el necesario descanso estival, damos por hecho que vamos a corregir defectos del pasado y que seremos capaces de afrontar cualquier dificultad con mayor eficacia. Hemos descansado y también hemos aprendido… se supone. Si hablamos de la economía, que es considerada una ciencia, podríamos concluir que la tendencia siempre será a mejor. Sin embargo, una mañana, nos levantamos con una noticia en la portada de todos los periódicos que fulmina las certezas. Un ejemplo muy reciente: la toma de posición mayoritaria por parte del fondo soberano saudí en Telefónica. Nadie –o casi– lo esperaba y nos ha dejado descolocados a todos. Sus consecuencias aún están siendo analizadas, pero en todo caso reflejan lo rápido e imprevisible que suele ser todo en el mundo de los números y la economía.

¿Es posible preparar el futuro si las circunstancias son cada vez más cambiantes y, en muchos casos, absolutamente imprevisibles? Sin duda: debe ser posible. Decía Miguel de Unamuno que «cuanto más corras de la muerte más te acercas a ella. Lo mismo pasan los días de absorbente ocupación que los días de reposada tranquilidad». Aplicado a nuestra querida Asturias, en este inicio de curso, podríamos decir que si somos capaces de poner en valor aquellos elementos que activan nuestra competitividad, los tiempos complejos serán menos complejos, y en los días de bonanza avanzaremos a buen ritmo.

Estamos en los albores de una nueva legislatura y son muchos los retos pendientes. Pero éstos no solo son responsabilidad de las autoridades políticas, aunque tengan buena parte en ellos. Es la sociedad asturiana en su conjunto la que debe afrontar desde la máxima unidad posible aquellas cuestiones que son esenciales para nuestro desarrollo.

¿Cuáles son esas cuestiones? Sería muy prolijo enumerarlas todas; cito solo algunas. Desde luego, todos debemos ayudar a que la Administración autonómica haga realidad algo que puede cambiar la relación con el ciudadano: la desburocratización. El partido que gobierna el Principado lo llevaba en su programa electoral, y el presidente Barbón incidió en ello durante su discurso de investidura. Creo que se están dando pasos en la buena dirección y que, aunque aún faltan más, tener consciencia de que existe un problema y adoptar medidas para solucionarlo, ya es avanzar bastante. Pido valentía en la acción.

También debemos preparar unidos el futuro de nuestras comunicaciones y nuestra movilidad para sacar adelante el Corredor Ferroviario del Noroeste. Hemos conseguido en este tema que en Galicia, Asturias, León y otros territorios no existan banderías políticas que impidan la acción común. Nos jugamos mirar el centro de Europa de lejos o ser parte del mismo; es decir, que nuestras empresas compitan en igualdad de condiciones o se queden lastradas.

Otro paso en común –y este es un paso de gigante– es que la Universidad y las empresas remen juntas en una dirección: que la formación se centre en las necesidades del mercado laboral. No podemos ver impotentes como hay empresarios que se ven incapaces de encontrar determinados perfiles profesionales en una sociedad en la que existen todavía miles de parados.

Y, desde luego, preparar el futuro, es atender a lo que ocurre en el presente. Asturias tiene un valor añadido incuestionable: un entorno natural en el que la sostenibilidad es protagonista. Llegan cambios en las tendencias del consumo turístico, como ya se ha podido ver en los veranos más recientes y especialmente en este último. Tenemos una gran oportunidad para aprovechar los recursos que puede generar nuestro sector turístico, pero siempre siendo compatible con la mencionada sostenibilidad. Si degradamos nuestro principal reclamo, mal favor nos haremos. Nuestros empresarios del sector no se merecen luchar en condiciones de desigualdad con modelos de turismo que poco o nada aportan a un verdadero «paraíso natural» como el nuestro.

Existen muchos otros retos, como el de la caída de la demografía o la desaceleración del sector industrial. Sin duda, el futuro es complejo e incierto, y por eso, considero, más que nunca, que hay que apostar por valores como el esfuerzo, el compromiso, el rigor, el trabajo, el respeto, la seriedad y el mérito. Es decir, aquellas cuestiones que ponen a las personas por delante de cualquier otro interés. El futuro hay que prepararlo; unidos y conscientes de lo que queremos. Asturias es nuestro reto, y no hay mejor objetivo que sacarlo adelante entre todos.

Alguien dejó dicho que «el gran desafío es llegar a ser todo lo que tienes posibilidad de ser», no puedo estar más de acuerdo pensando en nuestro querido Principado.

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