El saxo de César Sánchez deja de sonar

El músico, con carrera en "La banda del tren" y colaboraciones en "Crack" y "Nuberu", falleció a los 68 años

Tete Bonilla

Tete Bonilla

Ha fallecido a los 68 años un amigo, un buen conversador, un músico y una persona que te hacía reír.

Julio César Sánchez, César, fue nuestro saxofonista en "La Banda del Tren", y lo fue en un momento en el que ese instrumento no formaba parte del menú habitual de los grupos de rock en España. Su formación era clásica y su instrumento la flauta. Con ella acompañó a formaciones como "Crack" o "Nuberu". A principios de 1979, gestándose lo que luego sería "La banda del tren", no dudó en comprarse un maravilloso tenor Selmer plateado. Sus preferencias musicales no pasaban por el rock. Disfrutaba más con el jazz o el rhythm and blues, terreno este último que fue el primero en el que nos movimos. A partir de ese momento ya contábamos con un "aparato", como él se refería a su instrumento. Mucho nos hemos reído recordando cuando en 1981, grabando una maqueta que nos produjo Manolo Tena, César, con una copa de coñac en la mano, soltaba aquello de "voy aquí al lado a calentar el aparato" y el madrileño le miraba perplejo sin comprender realmente a que se refería.

Luego llegaron momentos musicales algo más difíciles para él, ya que aquello del pop-rock no acababa de digerirlo, pero consiguió un sonido que le diferenciaba claramente del de las pocas formaciones que incorporaban un saxo. Juanjo Mintegui me comentaba, sin tratar de componer una oda a quien ya no está, que el sonido de César era potente. Tiene razón.

Roto el grupo, nunca se desvinculó del todo de la música. Cambió el tenor por el alto, la emprendió con el clarinete y su flauta nunca dejó de estar a su lado. Pequeñas formaciones, cuartetos de saxo, bandas de música fueron su campo de juegos, sin buscar ninguna compensación, salvo la de disfrutar de la música.

César Sánchez, en la sala Brujas de Oviedo, en una imagen de 1983.

César Sánchez, en la sala Brujas de Oviedo, en una imagen de 1983. / LNE

Se nos fue César y lo hizo a causa de un cáncer que él nunca supo que tenía. Ingresó con deficiencia respiratoria y el diagnóstico fue definitivo. Tanto, que a las 48 horas su metrónomo dejó de latir. Parece difícil de explicar, pero así fue.

Si alguna vez volvéis a escuchar algunas de nuestras grabaciones, acordaos de él, y también de Íñigo, Negrín y Tomás. Seguro que se echarán unas risas si se encuentran. Fueron también compañeros de aventura musical. Es muy probable que se líen a poner motes. César era muy ocurrente en ese terreno. Para nosotros él era Bolinski, uno de esos arrasadores personajes de Robert Crumb.

Ah... por cierto, es muy probable que los que ya pasen de los 60 recuerden el sello Emalux en cierres metálicos de comercios. Esas persianas pasaron por sus manos y por las de los operarios de uno de aquellos talleres del barrio de El Llano. En Pronorte, empresa musical por excelencia, en la que el también trabajó, todavía cuentan con una. Bobby, su propietario, recuerda como, cada vez que le visitaba, César le decía: "Teníamos que haberlas hecho peores y así habríamos seguido vendiendo".

Gracias, César, por los buenos momentos.

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