Herramienta de paz y justicia

La importancia de la cooperación internacional

Herramienta de paz y justicia

Herramienta de paz y justicia / Ilustración: Pablo García

Inmaculada González-Carbajal García

Inmaculada González-Carbajal García

Cooperar es un aprendizaje necesario para la vida, que nos enseña la importancia de trabajar conjuntamente con otros para lograr un objetivo que es bueno para todos. Algunas investigaciones señalan que, cuando cooperamos, se activan las mismas áreas del cerebro que se estimulan con otras actividades que se experimentan como gratificantes.

En el ámbito internacional, la cooperación es una herramienta que permite acompañar e impulsar el desarrollo de un país. Es un medio que favorece la solidaridad internacional y es un instrumento fundamental para buscar soluciones a las crisis globales.

No se habla suficiente de la cooperación internacional, y me atrevo a decir que la mayoría de la población tiene una idea equivocada sobre lo que supone y lo que implica. En la Constitución española está el fundamento de la política de cooperación y en su preámbulo se manifiesta la voluntad de "colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la tierra". La cooperación al desarrollo es una política de Estado necesaria para responder a retos globales.

Quizás es importante hacer una labor de educación con la ciudadanía para hacernos conscientes del valor de esta herramienta de lucha contra la injusticia. No falta quien piensa que es quitar dinero a los nuestros para dárselo a los otros, idea peregrina que denota la ignorancia sobre el tema y muy alejada de la realidad. Por un lado, porque lo que la Ley de Cooperación Internacional de febrero de 2023 establece el chocolate del loro –un 0,7% de la renta nacional– para la Ayuda Oficial al Desarrollo, que, además, no cumple casi nadie en sus partidas, ni siquiera comunidades autonómicas regidas por el partido en el gobierno; por otro lado, porque, además de no restar nada a lo que se necesita aquí, ese porcentaje mínimo permite fomentar el desarrollo en zonas empobrecidas, en su mayoría por nuestro sistema de vida. En el momento actual, no solo las partidas para cooperación están muy alejadas de ese objetivo, sino que algunos responsables políticos plantean rebajas para dejarlas alrededor de un mísero 0,2% o 0.1%. Solo las mentes estrechas e ignorantes desprecian la cooperación internacional, porque desconocen hasta qué punto somos usufructuarios de los que se esquilma a los países empobrecidos.

La cooperación internacional es una cuestión de justicia, que no debe tener color político ni debería depender de la buena voluntad de las personas concernidas

La cooperación internacional es una cuestión de justicia, que no debe tener color político ni debería depender de la buena voluntad de las personas concernidas con esta responsabilidad. Vivimos en un mundo global, que necesita otro tipo de conciencia, y los ciudadanos deberíamos reclamar a nuestros políticos –ya sea a nivel nacional, autonómico o local– mayores presupuestos para promover el desarrollo en aquellas regiones del mundo empobrecidas, en parte, por nuestras necesidades para mantener el status de vida que tenemos.

Queremos vivir en paz; es algo legítimo para todos los seres humanos. Pero la paz sin justicia no es posible y la justicia pasa por una conciencia de que no podemos mantener situaciones de pobreza extrema ni fomentar lugares en los que la ignorancia y la miseria, cual parcas despiadadas, cercenan la vida de las personas de manera implacable. Lugares en los que los niños no sueñan con Reyes Magos que les traigan juguetes, porque su único deseo es poder llevarse algo a la boca.

Claro que, cuando vemos imágenes en TV de personas desarrapadas, hambrientas y sin glamour, no nos identificamos con ellas; sentimos que no tienen nada que ver con nosotros. Además, en la mayor parte de los casos, no son blancas, sino más bien negras o morenas. Así que todo lo vemos desde lejos, como si no fuera con nosotros. Pero vamos a darle un repaso a algunos datos, para ver que, una parte importante de nuestra vida se basa en las materias primas que tienen muchos de estos países empobrecidos.

Europa no dispone de materias primas críticas y depende de la importación para mantener un estado de bienestar tecnológico y construir el camino hacia una economía limpia y renovable. En este contexto, África, que posee un tercio de las reservas minerales del mundo, es esencial para garantizar este camino hacia un cambio de energías. El continente africano exporta el 83% de su producción minera a China y Europa, y para concretar aún más: África posee el 90% de las reservas platinoides, el 80% del coltán, el 68% del cobalto –en su mayoría procedente de República Democrática del Congo–, el 70% del tántalo, el 46% de los diamantes que llegan a Europa, el 40% del oro, además del petróleo y del gas. El 74% del cobalto y el 61% del magnesio que necesitan los vehículos eléctricos, también proviene de África, y la estabilidad del continente en los próximos años puede ser un motivo de preocupación para los países occidentales, que vivimos adormecidos en un mundo que da la espalda a estas realidades.

Si vamos a algo tan cotidiano como el café que tomamos cada día, comprobamos que el 50% de la producción mundial proviene del continente americano, el 33% de África y el resto de Asia. Y el chocolate, con el que nos deleitamos de múltiples formas y cuyo consumidor más importante es Europa, la mayoría procede de África, de Costa de Marfil y de Ghana, y este consumo deja tras de sí un rastro preocupante de deforestación, además de estar íntimamente vinculado a la explotación infantil. Como dato podemos decir que Ghana ha perdido el 90% de sus bosques por la demanda de cacao…, pero es algo que no nos afecta y nos queda muy lejos. La lista de lo que forma parte de nuestra vida cotidiana y proviene de los recursos de estos países empobrecidos es muy larga.

En España sacamos pecho cuando vemos a nuestro país colaborar en catástrofes humanitarias en otros lugares y nos enorgullecemos de la solidaridad que mostramos al mundo en el campo de la donación de órganos, pero no somos conscientes del valor de la cooperación internacional como instrumento para la resolución de crisis y conflictos entre los países.

La cooperación internacional es una herramienta de justicia que abre el camino a la paz y no podemos vivir en paz si no colaboramos conjuntamente por un mundo más justo.

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