La basura en Asturias huye de la quema

El problema de cómo acabar con el combustible de la bolsa negra

Francisco García

Francisco García

Tanto tiempo huyendo de la quema, que al gobierno asturiano se le chamuscan los dedos a cuenta de la gestión de las basuras, con el vertedero de Serín colmatado en su montaña de desperdicios, como si fuera el Urriellu de la inmundicia regional.

El debate sobre cómo resolver el destino de las 150.000 toneladas anuales de combustible extraído de la basura de la bolsa negra se antoja hoy por hoy un arcano indescifrable, tal que en la resolución del CSR habrá que pedir la intervención sesuda del CSIC. O del CSI Miami, porque este asunto puede acabar políticamente a tiros, con la oposición disparando contra Barbón balas de cochambre. Va a resultar más difícil decidir la valorización del “bolsón” de la “plantona” que descifrar el bosón de Higgs. A Cogersa se le viene encima un problema diario de 336 fardos de un metro cúbico de volumen.

En el Parlamento regional, la consejera Roqueñí habló de “valorización química” del CSR, una idea romántica pues a día de hoy se trata de una línea de investigación en pañales. Salvando las distancias, es como la milonga del hidrógeno verde aplicada a la mugre. Descartaron la incineración cuando estaba subvencionada y ahora la cosa está que arde. Hete aquí que Izquierda Unida, partido que en Asturias sobrevive al crematorio de Podemos, pasa a su socio de gobierno por la izquierda y propone la “valorización energética”, que en román paladino supone el aprovechamiento del CSR en instalaciones de combustión para generar energía eléctrica. Hete aquí que para ese negociado existe la central de La Pereda, pero el Ayuntamiento de Mieres, también de IU, no traga con esa humareda. En esta región, por el humo se sabe dónde está el lío.

Al final, el pagano será el contribuyente, porque este debate puede que no pase factura al gobierno pero sí a las arcas paupérrimas de los ayuntamientos y al bolsillo aterido de los ciudadanos, si como se anuncia, el tarifazo por la recogida subirá de 67 a 96 euros por tonelada. O sea, que no quedará otra que aflojar la bolsa o convertirnos todos, por la cuenta que nos tiene, en agentes de bolsa. Pero de bolsa negra. ¡A reciclar!

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