Medidas basadas en la evidencia contra la pobreza

Los laboratorios J-Pal crean, recogen datos, los examinan y sacan conclusiones siguiendo al Nobel de Economía, A. Banerjee

Martín Caicoya

Martín Caicoya

El año 2023 fue el de la confirmación de algunas amenazas. El cambio climático está aquí, difícil es ya negarlo. Sus consecuencias en 2023 fueron ya terribles. Se acumularon los tres meses de temperaturas más altas desde que se tiene registro. La OCDE, nada sospechosa, calcula que el 21% de la población que pertenece a esa organización está amenazada por inundaciones, en algunos países llega al 40%. Las sequías redujeron la producción agrícola y trajeron hambre y miseria; el calor criminal, los incendios…y las epidemias.

También en 2023 se confirmó la postura extrema y recalcitrante de algunos políticos y organizaciones que ponen en peligro la paz y el desarrollo. Es difícil encontrar una grieta por la que se cuele el diálogo y el consenso entre Hamas y el gobierno israelí, pero también se ha endurecido la postura y el discurso de políticos europeos mientras hambre y miseria empuja a las gentes de países pobres a emigrar, como lo hicieron nuestros ancestros hace 40.000 años buscando una vida mejor. Homo sapiens sapiens desplazó y probablemente masacró a homo sapiens neardethalis ¿Acaso si resurgieran tendrían derecho a reclamar esta tierra? ¿O lo tendrían aquellos que la ocupaban hace miles de años y fueron desplazados por los más vigorosos y aguerridos que venían del este? Todos somos emigrantes.

Esa percepción de un mundo en llamas no se compadece con los datos. Es natural. Al ser humano le afecta más lo negativo que lo positivo. Da igual que uno haya sido siempre generoso, atento, conciliador, basta que un día no lo sea para que todo su crédito desaparezca. Como dice Daniel Kahneman, basta que un gato deje sus excrementos sobre un apetitoso montón de fresas para que dejen de serlo. Sin embargo, si una fresa corona el montón de mierda de gato no deja de ser lo que es. Es decir, el mal es más poderoso que el bien. Aunque en algunos casos no es así. Lo describía maravillosamente Icíar Bollaín en la durísima película “Te doy mis ojos”. Él, un maltratador, se mostraba, entre las tormentas que le dominaban, tierno y vulnerable. Ella, conmovida, sucumbía a las muestras de cariño y necesidad. Eso es lo que pasa: basta que el duro, egoísta, abra su corazón para que todo se le perdone a la espera de que esa luz, esa grieta por la que aparece su "humanidad", se muestre de nuevo.

Eso es lo que pasa: los hechos cuentan menos que las intenciones. Porque los hechos están velados, trasformados, por las percepciones. De todas formas, vayamos a los hechos.

2023 ha vuelto a ser un buen año si se compara con los precedentes. La pobreza ha disminuido lo mismo que la mortalidad infantil y la maternal. Hubo menos casos de tuberculosis, SIDA, malaria, y la pandemia tuvo una repercusión muy leve en la mortalidad. En África se está creciendo a un ritmo bueno, un 4% aproximadamente, y a pesar de la desigualdad en la renta, la clase media se ha triplicado. Pero aún hay mucha pobreza y falta de oportunidades que empuja a los jóvenes hacía países más prometedores: los nuestros.

La medicina experimentó un cambio en la década de 1990 cuando se empezó a exigir que tanto las tecnologías diagnósticas como terapéuticas estuvieran respaldadas por pruebas obtenidas mediante estudios cuyo diseño asegurase credibilidad. El más acreditado: el ensayo clínico con asignación aleatoria y enmascaramiento de los involucrados. Esa corriente que Guyatt denominó "medicina basada en la evidencia" y que su colega de MacMaster, David Sackett, popularizó en los años finales del siglo, ha permeabilizado la práctica médica y su influencia desbordó este campo para invadir todos los imaginables: la arquitectura, la economía, la sociología… Pero no es tan fácil realizar ensayos clínicos con asignación aleatoria y enmascaramiento en esas disciplinas.

Sortear esas dificultades es lo que intenta el premio Nobel de Economía A. Banerjee para afrontar la pobreza con intervenciones basadas en la evidencia. Ha promovido un laboratorio J-Pal para crear y recoger datos, examinarlos y sacar conclusiones.

Él mismo, en una conferencia dictada el día 30 de enero en la Fundación Areces, celebró que el gobierno de España haya creado un laboratorio, creo que el primero dentro de un gobierno europeo, para que las intervenciones del Ministerio de Igualdad e Inclusión Social estén basadas en la mejor evidencia. Además, se espera que ese dispositivo también la produzca con la mejor calidad y credibilidad.

El Ministerio ha conseguido que Mónica Martínez Bravo, profesora en el MIT (realizó la tesis con el profesor Banerjee) suspendiera su carrera universitaria para ocupar la Secretaría General de Inclusión.

Un gobierno asediado por sus propios demonios y los extraños, que muestra con esta apuesta su compromiso con la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos mediante el uso más eficiente y eficaz del dinero que obligadamente todos le confiamos. Que el profesor Banerjee supervise ese laboratorio que ya forma parte de la red J-Pal y la profesora Martínez Bravo lo dirija son garantías que debemos celebrar.

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