Narcisismo de la magnolia
La magnolia de invierno, de hoja caduca, es un ejemplo del carácter efímero de la belleza. Llegados unos días de febrero, que varían según la climatología, presenta sus capullos que en seguida estallan en una bellísima floración de pétalos blancos por su interior y rosa fuerte por fuera. El espectáculo resulta tan insólito en pleno invierno que desata las envidias de la naturaleza, entre cuyas magníficas virtudes no tiene sitio la bondad. No falta año en que el despliegue floral no sea a la vez anuncio de un temporal de lluvia y viento. El magnolio, como también se le llama, no ofrece la menor resistencia, deja que los pétalos se vayan, por lo general en varias tandas, pero se las arregla para dejarlos esparcidas en un círculo alrededor del arbolito, dando un nuevo espectáculo, mientras las flores que resisten gozan desde arriba al contemplar su destino. Unos días después todo acaba.
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