Opinión

La Liga de los nombres extraordinarios y la vieja música

Los incipientes ejercicios teóricos de empresarios y políticos sobre el mantel para formar un partido regional y una historia que se repite

Hay melodías que no pasan de moda y que, cíclicamente, vuelven a escucharse. En la política asturiana hay unos acordes que afloran de manera obstinada. Vamos allá: ni el PSOE ni el PP defienden los intereses de Asturias, doblegados por sus estructuras nacionales; los asturianos necesitan una voz propia que defienda sus necesidades; dada la situación económica del Principado, se requiere de un gobierno de gestión que favorezca la inversión económica y que deje en segundo plano las cuestiones ideológicas; si se formase un partido, impulsado por políticos transversales y empresarios tenaces, podría obtener unos resultados suficientes y ser determinante para inclinar el gobierno hacia PSOE y PP y, también, influir en sus políticas. ¿Les suena?

Esa música ha vuelto a escucharse esta temporada, especialmente en sobremesas de encuentros informales en los que participan empresarios, algún político reconocible, deportistas, algún artista, con la hipótesis de formar un partido de nuevo cuño que concurriría a las elecciones autonómicas de 2027. La discusión, a los cafés y postres de comidas de asador, es solo un ejercicio teórico, dicen los protagonistas. Pero algunos de los nombres que participan tienen carné vigente de otros partidos y hay quien incluso lleva en su mano bastón de mando. Los ecos de esta matraca ya han llegado a las direcciones regionales de la FSA y del PP, que han puesto bajo el radar a los presuntos impulsores.

El argumentario de la Asturias olvidada y la necesidad de un partido de gestión apolítico y vinculado a la clase empresarial ha estado detrás de un puñado de aventuras electorales en el Principado. Ya afloró en la II República, destacando los intentos de Romualdo Alvargonzález, como refiere Carlos Gordon en su libro "Esperemos! Así nos lo mandan". Para tomar un referente vivo, puede mirarse al Partido Regionalista de Cantabria, de Miguel Ángel Revilla. La melodía estuvo, por ejemplo, tras el nacimiento de Foro Asturias, o en sectores que se arrimaron a partidos nacientes (Ciudadanos), y también alumbró partidos volátiles.

Uno de ellos fue la Liga Asturiana, un partido de corte regionalista, aparentemente apolítico y centrado en la gestión, la eficiencia y la "ruptura del sucursalismo". Empezó a gestarse allá por el año 1993 y concurrió a las elecciones autonómicas de 1995. Se presentó públicamente el 21 de diciembre de 1993 y situaba entre sus objetivos "defender los intereses de Asturias", "encauzar una nueva conciencia social y política regional", dotar al Principado de "peso político" y fortalecer el autogobierno. El rostro más visible era el empresario ovetense Plácido Menéndez Arango, quien defendía la Liga como un conjunto de personas "de diferentes ideologías políticas con el denominador común de buscar soluciones a los problemas de Asturias". Se mostraba el partido dispuesto a negociar con cualquier otra fuerza sobre la base de los programas.

También hubo mesa y mantel en la gestación del la Liga Asturiana, al igual que estos movimientos de ahora en torno a la posible creación de un partido: las reuniones se celebraban en un local de Plácido Menéndez Arango en la calle Uría y solían concluir en la sidrería El Pigüeña. Actuaba en la fontanería el desaparecido Juan Vega y entre los miembros de la gestora se encontraban Alfonso Fernández Canteli, Balbino Fernández, Jesusa Suárez, Álvaro Ruiz de la Peña, Paco Mori o José Suárez Arias-Cachero "Felechosa".

Entre su nacimiento y las elecciones autonómicas de 1995, la Liga trató de hacerse hueco en el espacio público con artículos de prensa y presentó una denuncia penal contra el entonces ministro Fernando Morán, candidato del PSOE a las elecciones europeas de 1994, por una trama carbonera destapada por el entonces diputado Antón Saavedra. No faltó la polémica cuando el que fuera alcalde de Mieres, el socialista Gustavo Losa (padre de la actual Delegada del Gobierno, Delia Losa), multó con 15.000 pesetas a la Liga por pegar unos carteles anunciando un acto público.

En 1994, la Liga Asturiana quedó conformada para la batalla electoral con Xicu Xabel Díaz Yepes (luego en URAS, luego concejal en Villaviciosa por URAS-PAS y finalmente en 2023 cerrando la lista local de Foro Asturias), como secretario de Organización. El partido confiaba atraer al ingeniero Germán Lastra (el hombre que trajo a Asturias la inversión de DuPont), como bandera de mirada empresarial y económica. No lo consiguió, aunque sí integró en la candidatura de Oviedo a su hermano, el profesor y naturalista Carlos Lastra, en una lista de gran peso universitario, encabezada por el profesor José Luis Caramés Lage y que incluía al también docente Álvaro Ruiz de la Peña.

Todo aquel impulso para forjar la voz sensata y apartidista de una Asturias centrada en lo que importa, terminó cosechando 1.959 votos en las autonómicas. Su único éxito lo obtuvo en Aller, donde José Suárez Arias-Cachero logró un asiento de concejal, aunque terminó abandonándolo poco después para centrarse en la actividad empresarial. Reapareció de la mano de Gabino de Lorenzo como independiente en el PP ovetense y luego formó parte de la dirección de Foro Asturias.

La disolución de la Liga Asturiana fue más rápida que su nacimiento. Plácido Menéndez Arango, continuó en la actividad empresarial asociativa, hizo campaña por una candidata en las primarias de la AMSO y fue impulsor de Ciudadanos por la Izquierda, el partido liderado por Roberto Sánchez Ramos en Oviedo, escindido de IU. Con el economista José Manuel Agüera Sirgo y el historiador Javier Fernández Conde, entre otros, firmó en 1997 el llamado "Manifiesto por Asturias", un intento de llamada de atención de la sociedad civil ante la deriva de la región. "Asturias es una autónoma sin pulso y los asturianos permanecemos pasivos ante su declinar", comenzaba el texto, que recorría uno tras otro los acordes fundamentales de la melodía del desencanto patrio.

Ahora también hay quienes piensan en otra Liga, también de nombres extraordinarios, en un nuevo intento de irrumpir en la vida política regional. La música es similar, los intérpretes distintos. La cosa es si alguien quiere tomárselo en Siero; perdón, en serio, quería decir.

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