Opinión

Ir al dentista a regañadientes y al psicólogo, de cabeza

Las profesiones sanitarias más frecuentes en Asturias

Asturias es, según la estadística sanitaria, la segunda comunidad autónoma en dentistas, la tercera en psicólogos y la sexta en médicos en activo. Lo cual nos da una idea de los achaques más habituales de esta región frecuentemente sometida al diván, en la que resulta dificultoso hincarle el diente a un porvenir halagüeño y donde los gobernantes apenas son capaces de administrar cataplasmas a enfermedades crónicas, como la pérdida de población o la dificultad de los jóvenes para acceder a un empleo. Tanto profesional de la medicina para no dejar de ir de cabeza.

Disponemos de muchos dentistas, pero ser asturiano es mirar a otros territorios y ver cómo a la vista de los indicadores económicos se nos ponen los dientes largos. Y si abundan los psicólogos debe ser porque a un asturiano es más sencillo leerle la cartilla que leerle la mente.

Habrán visto que hoy estamos de broma. Sonrían, vayan al dentista, arréglense los piños, exhiban sin pudor la dentadura, huyan del colmillo retorcido y dejen aflorar la muela del buen juicio. La sonrisa es un remedio saludable que deberían recetar médicos, odontólogos y profesionales de la psicología. Se trata de un gesto universal, pues toda la gente sonríe en el mismo idioma. Vistan hoy, por tanto, su mejor sonrisa, que es una prenda que combina con todo. Y cometan alguna locura, que la cordura es estado de máximo aburrimiento. Lleven por una vez la contraria al psicólogo, un profesional que vive de diagnosticar que el cliente nunca tiene la razón.

Y a los políticos que en vez de gobernar gastan su tiempo en la esquizofrenia de las redes sociales, díganles que madurar es dejar Twitter cuando se aprueba la Secundaria. Si bien esperar que Barbón y otros cuantos renuncien a pontificar desde los púlpitos de internet es como esperar que al aeropuerto de Asturias arribe un barco.

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