Cuando se dio cuenta del impacto de la brutal paliza, David F. V. "trató de llevar al niño a un centro de salud". Según consta en su declaración, lo envolvió en una manta y lo bajó por las escaleras, pero al pequeño "se le cayó la cabeza hacia un lado" y se dio cuenta de que estaba muerto "porque no respondía". David F. V. asegura que Fadila C. seguía sin estar en casa -ella a su vez declaró ante la juez que estuvo en un parque cercano a la vivienda para escapar de la ira de su pareja- y que dio la vuelta al piso a por una maleta para ocultar el cuerpo del pequeño. El gallego sostiene que caminó "sin rumbo fijo" hasta que encontró un sitio para ocultar el cadáver. Lo dejó entre unas zarzas, cerca de las vías del tren, en las inmediaciones del apeadero de La Argañosa.

Cuando regresó a casa -hasta el momento no ha trascendido el tiempo supuestamente transcurrido- le dijo a Fadila C. "que había llevado al niño con su hermana porque estaba mejor en Galicia", señala la abogada que defiende a la mujer, Belén González. Supuestamente el pequeño ya había vivido en sus carnes mas episodios violentos y David F. V. "la convenció diciéndole que no quería pegarle más ni hacerle más daño, y que por eso se lo había llevado". Fadila C., según su letrada, "le tenía tanto miedo y estaba tan influida por él que se lo creyó". También "le contó a la juez que se deshizo de algunas ropas y juguetes del niño para preparar mejor la coartada ante su pareja", explica el abogado del coruñés. Algunas fuentes apuntan que David F. V. le habría entregado la ropa del bebé a un subsahariano que estaría llamado a declarar el próximo martes por la juez instructora.

La pareja estuvo durante cinco días viviendo a menos de 500 metros del lugar en el que yacía el cuerpo sin vida de Imran. Según recoge el sumario, David F. V. le dijo a su compañera sentimental que había llegado a un acuerdo con los responsables del taller mecánico de la Tenderina en el que trabajaba para seguir allí hasta que saldase la deuda por su robo. David F. V. mantiene que después le contó que los problemas en el trabajo habían ido a peor y que tenían que marcharse de Oviedo. Se habrían ido a León el viernes 31 de octubre, una ciudad en la que ambos estuvieron "prostituyéndose para conseguir dinero" hasta el pasado martes, cuando David F. V. llamó al teléfono del 112 para confesar el crimen. "No tenía saldo en la tarjeta ni para marcar el teléfono de la Policía", afirma su abogado.

Sospechas

Fadila C. asegura que no se enteró de nada a pesar de que la muerte de Imran ya ocupaba titulares en todos los periódicos de España. "Se las arreglaba para que ella no viera las noticias. Sólo le ponía series y películas y música en la radio. Ella aceptaba porque siempre hacía lo que él quería", señala la letrada Belén González, que también aclara que su cliente no es consumidora de drogas. No obstante, esa versión no le cuadra a la juez ni al ministerio fiscal, que han acordado el ingreso en prisión preventiva de la madre del pequeño al considerar que "no se preocupó directamente de dónde estaba, con llamadas telefónicas o cualquier otro tipo de comunicación hacia las personas con las que según ella estaba el menor, cuando, como madre, era la única responsable de su custodia", dice la juez.