Cuatro siglos venerando al Nazareno en Oviedo

Los fieles y la comunidad dominica celebran el centenario de la cofradía con una misa, un concierto y un caldo

Franco Torre

Franco Torre

La "Ilustre y Antigua Cofradía" de El Nazareno "existía ya en 1622, cuando Gregorio XV concede indulgencias a los cofrades que ingresen en ella y en fiestas propias de la cofradía". Este apunte, incorporado por el fraile dominico Juan de Taboada en su volumen "Fundación del convento de Nuestra Señora del Rosario de Oviedo y memoria de los hijos beneméritos que desde el principio hasta este año de 1789 ha tenido y tiene", para por ser la prueba documental de que en ese año de 1622 ya existía, probablemente desde hacía años, una cofradía dedicada al Nazareno en Oviedo. Para conmemorar esos, al menos, cuatro siglos de historia, la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Oviedo y la Comunidad de los Padres Dominicos en la ciudad organizaron este domingo un oficio religioso y un caldo cofrade, reforzado con los imprescindibles bollos preñaos, con el acompañamiento musical a cargo del grupo Xistras de música antigua.

La iglesia de Santo Domingo, donde se ofició la misa presidida por el padre Valdés, estaba llena de fieles al mediodía de ayer. En la actualidad, según precisó Federico Gutiérrez, vicehermano mayor de la hermandad, El Nazareno cuenta con alrededor de 250 cofrades, pero a esta celebración no acudieron solo ellos: muchos otros vecinos de la zona se acercaron a celebrar este cuarto centenario de la entidad. "Somos una cofradía de barrio", insistió Gutiérrez, explicando así el arraigo del Nazareno en la zona del Campillín y su poder de convocatoria entre los vecinos.

Como el resto de cofradías ovetenses, la del Nazareno tampoco ha estado activa de manera continuada en estos cuatro siglos. "Sabemos que en los años 60 del pasado siglo desapareció, como el resto de cofradías ovetenses. No están claros los motivos", explica Gutiérrez. La refundación llegó en 1994: "Al año siguiente salimos en procesión por Semana Santa, fuimos los primeros, y a partir de ahí fueron reactivándose y creándose el resto de cofradías, hasta las seis que somos actualmente", recuerda Gutiérrez.

Durante la degustación del caldo cofrade, en el claustro de Santo Domingo, no eran pocos los niños que jugaban en el patio, mientras sus mayores hablaban o escuchaban a Xistras. "En nuestra cofradía, como en otras, hay familias enteras que son cofrades, y los hijos y los nietos acaban cogiendo el testigo de sus mayores", señala Gutiérrez, con la tranquilidad que da saber que el relevo generacional está garantizado.

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