Oviedo, Navidad de órdago

"Estamos en la ciudad más grande del mundo, no envidiéis a nadie", celebra Canteli ante más de 40.000 personas en un apoteósico encendido de luces

Chus Neira

Chus Neira

La idea de cerrar el centro de la ciudad con un gran escenario y ofrecer toda la calle Uría, el paseo de los Álamos y el entorno de la Escandalera para la versión espectacular del encendido de luces de Navidad, otros años confinado a los arcos de Pelayo y el entorno del Campoamor, funcionó más allá de las mejores previsiones. Más de 40.000 personas (45.000 según el cálculo oficial de la Policía Local) se agolparon ayer en esas calles para poder decir que estaban allí, hacerse un selfie, subir un vídeo a sus redes sociales y acabar por emocionar al Alcalde Canteli, que saludó a la masa con un "estamos en la ciudad más grande del mundo, no envidiéis a nadie" y después tuvo casi que secarse las lágrimas delante de los medios cuando recitaba que Oviedo era su vida y se lo había dado todo. "¡No me emocionéis, coño! Pero es que si un Alcalde no se emociona viendo esto que hay ahí es que no te emocionas nunca".

La expectación por lo que podría pasar en Uría con aquel escenario había empezado ya a las seis de la tarde. Desde esa hora andaban en danza bandas y charangas, para calentar el ambiente, y desde tres puntos distintos se habían empezado a repartir gorros azules de Papa Noel, aunque también blancos. Había 5.000 unidades y se agotaron en pocos minutos. A las siete y media toda la zona cero del encendido era ya un gran hervidero, con el público esperando el acontecimiento y disponiéndose por donde podían.

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Las castañeras del paseo de Los Álamos no daban abasto, una cola interminable salía de la churrería Esmeralda y Donaire, más próxima al escenario, y la estatua sedente de José Tartiere Lenegre se había convertido en una especie de Santa Claus broncíneo del que no podía colgar ya un niño más.

Encima del escenario se sucedían algunos villancicos a un volumen brutal y el público parecía cada vez más ansioso ante la acumulación progresiva de espectadores. El presentador anunció que quedaba poco y dio la bienvenida al Alcalde y a su segundo, el concejal Nacho Cuesta. 

Canteli había pasado el día en Madrid, para asistir a la salida a Bolsa de Seresco, pero había llegado a tiempo para contar la cuenta atrás con el público y pulsar el botón. La mayor parte de las luces de las farolas se habían apagado antes para multiplicar el efecto «resplandor», se hizo la luz y el aplauso fue unánime y multitudinario.

Además, empezó a nevar. «¡Qué guay!», gritaba un grupo de adolescentes alborozadas al ver algunos copos de espuma caerles encima. Al Alcalde también le gustó el efecto. «¿Tú crees que esto lo tiene otra ciudad? Estoy seguro de que no, hasta nieva», contó el regidor a los periodistas mientras el público empezaba a desplazarse lentamente, un poco a la deriva, analizando los efectos de las luces: los angelotes con la cruz a lo largo de la calle Uría, los arcos colgantes a la entrada del Campo San Francisco, el gran árbol en el centro de la Escandalera...

La inauguración de la Navidad no contó solo con el encendido de las luces. Quizá en el efecto multiplicador de públicos, junto al corte de tráfico y la presencia de ese gran escenario, también influyó que toda la programación navideña se puso en marcha a la vez. Mientras Canteli prendía las luces en Uría, en la plaza de la Catedral y Porlier empezaban a funcionar los puestos del mercado navideño y en el Bombé la pista de hielo y todas sus actividades complementarias también estrenaban la temporada.

El Alcalde dio un paseo por la zona acompañado por parte del equipo de gobierno y el resto de ciudadanos siguió comportándose como diletantes del alumbrado, fotografiando también los arcos de luces de la calle Pelayo y comprobando algunos detalles nuevos incorporados este año, por más que el concejal Nacho Cuesta haya explicado que la verdadera revolución en el diseño de las luces llegará al próximo, cuando el contrato vigente se haya extinguido y se pueda hacer otro, con nuevo presupuesto y condiciones.

De momento, las cifras de este año son cinco millones de puntos led, más de 300 calles y plazas, 500 arcos de luz, 150 motivos luminosos, 450 árboles, 32 composiciones y un presupuesto que llega a 1,5 millones de euros.

Pasada media hora, en la calle Uría, Jaime Terrón, excantante de «Melocos», animaba al personal con su proyecto «La Repera Music», una sesión pensada para amenizar encuentros de todo tipo con un repertorio infalible cebado, principalmente, en los clásicos del pop español de las últimas décadas, Coque Malla, «Los Secretos», «La Guardia»... Pero no hizo falta que brillara el sol para recordar ni echar en falta a nadie, como cantaban en aquel éxito del año 90, ayer resplandecían los adornos y todo el mundo estaba allí, eufóricos y satisfechos.

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