Pablo Sáinz-Villegas, el guitarrista mundial que encontró el sonido perfecto en el Auditorio de Oviedo

El riojano publica nuevo disco grabado en Asturias: "Por primera vez me escucho y siento que soy yo hablando con la guitarra"

Pablo Sáinz-Villegas.

Pablo Sáinz-Villegas. / A. Rubiera,

A. Rubiera

A. Rubiera

El riojano Pablo Sainz-Villegas está pasando unos días de descanso en Puerto Rico después de un año de gira en el que casi cada semana ha tocado con su guitarra en un lugar del planeta diferente. Afincado en Nueva York y casado con la música mierense Sara Illana, está considerado el mejor intérprete actual de la guitarra clásica española lo que además de convertirle en uno de los solistas más importantes del mundo también le pone en el punto de ser un gran embajador de la cultura española.

Y ese solista, el primer guitarrista en tocar en el Carnegie Hall de Nueva York desde el maestro Andrés Segovia, ha encontrado su "sonido ideal" en la sala de cámara del Auditorio de Oviedo. Y lo ha plasmado en un disco con el que está pletórico y que acaba de ver la luz. Su título: "The Blue Album". (Sony Classical).

"The Blue Album" es una colección de piezas muy personales –explora repertorio desde el Barroco hasta Philip Glass, pasando por bandas sonoras– que Sainz-Villegas presenta como "un viaje a través de diferentes estilos, colores y atmósferas, con ese aroma azul e íntimo de la introspección emocional de fondo. De hecho, el estado emocional es el elemento conductor. Creo que se junta ese proceso anímico del compositor, unificado en más de 300 años de música de maestros de diferentes épocas y estéticas, y todo en ese universo ‘blue’". Se refiere a que incluye "piezas icónicas del repertorio clásico" de autores como Erik Satie, François Couperin, Philip Glass, Leo Brouwer, Claude Debussy, Sylvius Leopold Weiss, Domenico Scarlatti, Fernando Sor, Max Richter, Sebastián Iradier, Stanley Myers y Ryūichi Sakamoto.

"Es la primera vez en mi carrera artística que exploro de una manera conceptual todas estas piezas, que invitan emocionalmente a la intimidad y a la introspección. Un mundo en el que la guitarra se expresa de una manera natural y extraordinaria. Y es el primer álbum en el que me siento totalmente identificado con mi sonido", detalla.

Ahí es donde toma protagonismo el Auditorio de Oviedo –el disco se grabó en octubre del pasado año–y del ingeniero de sonido asturiano Fernando Arias. "Todo surge porque hice un proyecto en ese auditorio y me fascinó la acústica. Me sentí como en casa. Y me hizo pensar que sería fantástico grabar en Oviedo mi siguiente disco. Al final siento que se alinearon todos los astros para que haya sido uno de los procesos que más he disfrutado en mi historia discográfica", cuenta.

Con Fernando Arias era la primera vez que trabajaba, aunque le seguía la pista. "Me gustaba lo que hacía y cuando contactamos y le dije que quería trabajar con él y hacerlo en el auditorio Príncipe Felipe, él estuvo muy de acuerdo. Y por parte del Auditorio todo fueron facilidades", añade.

Tal como explica Pablo Sainz-Villegas, para un solista "siempre ha sido un reto cómo hacemos que esa experiencia del público que oye tu música en su casa sea lo más parecida a lo que yo experimenté cuando lo grabé. Porque el sonido para mí es el vehículo de la música que abre el corazón de las personas y que transmite un mensaje. Y en el proceso de grabación obligatoriamente tu sonido pasa por un diseño de micrófonos, luego por señales a través de los amplificadores y por otros procesos técnicos que hacen que haya una alteración". Dice que lo que me le ha ocurrido ahora, tras varias décadas de trayectoria musical, es que "esta es la primera vez que, cuando me escucho en el disco, siento que es mi sonido. Que soy yo hablando con la guitarra".

El "plus" que buscaba para su sonido ideal lo obtuvo en la sala de cámara ovetense con un recurso que estrenaban por primera vez, "el sistema Dolby Atmos, que reproduce el espacio tridimensional de la grabación y supone una experiencia de inmersión acústica. Se trata de una técnica de grabación que intenta reproducir y recrear el espacio en el que se está grabando. De ahí la experiencia inmersiva, porque quien escucha ese disco pasa a ser parte de ese espacio. No es una escucha bidimensional sino tridimensional. Para mí este álbum es realmente precioso y me siento muy identifiado con cada pieza".

Con un detalle que añade: el de los pasajes lentos. "Es en esos cuando el artista tiene la oportunidad de mostrar su alma. Es el momento de máxima vulnerabilidad y exposición. Para mí ha sido abrirme en cuerpo y alma y compartir quién soy".

Un concierto real inolvidable y mucha naturaleza, las otras huellas de Asturias

La huella que Asturias va dejando en la vida de Pablo Sáinz-Villegas tiene más "pisadas" que este último disco. Está también el recuerdo de una gran velada musical, cuando en 2021 abrió la semana de los premios "Princesa de Asturias" con un homenaje a Andrés Segovia. "Son de esos conciertos que recordaré toda mi vida", dice. Eso incluye el apuro que pasó porque los responsables de protocolo de la Casa Real le habían pedido expresamente que no hubiera "propina" porque iban mal de tiempo. Pero con el Auditorio en pie, incluidos los Reyes, no hubo una, sino unas cuantas propinas obligadas por el respetable. A Sáinz-Villegas se le podrá escuchar en Asturias el próximo mes de octubre, ya que abrirá en el teatro Jovellanos la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón con "Piezas maestras de la guitarra". Y quizá se le pueda ver en alguna otra ocasión recorriendo montes y senderos. "Siempre me ha fascinado Asturias; su naturaleza, el patrimonio natural y gastronómico que tiene es inigualable", dice. Y con su mujer, Sara Illana, "natural de Mieres pero con todos sus ancestros en Teverga", como guía, el guitarrista sigue descubriendo la región.

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