Entrevista | Christina Pluhar | Dirige «L’Arpeggiata», tocan mañana en el Auditorio

"Las salas donde Mozart estrenaba eran locales gozosos, tratamos de recuperar ese espíritu"

"Con una bella melodía y una buena historia, la canción es un diamante en bruto para nuestra formación barroca"

Christina Pluhar.

Christina Pluhar.

E. F.-P. / Ch. N.

Cuando Christina Pluhar (Graz, 1965) puso en marcha "L’Arpeggiata" en el año 2000 la laudista austriaca ya se había labrado una sólida reputación en la escena de la música antigua. A partir de entonces, y con ese nuevo formato, trató de agrupar a un número cambiante y sugerente de músicos con la idea de explorar la riqueza musical del repertorio italiano y español del primer Barroco. Lo hace, además, con un espíritu muy barroquista, del concierto como acontecimiento, de improvisación instrumental, de canto, teatro y danza y miras amplias que le permiten abrazar el jazz o el folclore latinoamericano. Ese último caso es el del disco "Los pájaros perdidos", al que dedica su concierto de mañana lunes (20.00 horas ) en el Auditorio (entradas a la venta de 34 a 28 euros en entradas.oviedo.es). En esta ocasión, "L’Arpeggiata" viene en formación de octeto al que acompañan Céline Scheen (soprano), Luciana Mancini (mazzosoprano) y Vincenzo Capezzuto (contratenor).

–¿Qué lleva a una orquesta barroca a ponerse a tocar música tradicional latinoamericana, tangos y boleros?

–Con el proyecto "Los impossibles", de 2006, ya me había introducido en las sonoridades y carácter de la música latinoamericana a través de manuscritos italianos y españoles del XVII donde rastreamos las trazas de folclore mexicano. Ahora, el proyecto de "Los pájaros perdidos" es de alguna manera una continuación natural de esta senda artística que tanto me interesa y me apasiona. Pero es que, además, la forma de entender la música que llevo defendiendo desde hace más de veinte años con "L’Arpeggiata" se basa precisamente en eso, en hacer que se encuentren en el puro presente las formas musicales del barroco con las de la música tradicional, que tanto he explorado en otros proyectos dedicados a otras localizaciones geográficas como "Mediterraneo" o "Alla Napoletana".

–¿Qué criterios utiliza para seleccionar las canciones y armar el repertorio?

–El criterio siempre es el del disfrute, tanto para los artistas como para mí. Una buena canción tiene que tener una bella melodía, una línea melódica que podamos desarrollar de forma creativa, y ahí es donde nuestra formación barroca nos permite tratar las canciones como diamantes en bruto para nosotros. Y, por supuesto, una buena historia que contarle al público.

–¿Cómo es el trabajo de investigación previo que desarrollan dentro del proyecto?

–Toda la música que interpretamos con "L’Arpeggiata" nace de un primer interés como amante de la música, de una pasión previa. A partir de ahí la investigación de las fuentes, de los manuscritos, de las versiones, es siempre un trabajo muy intenso y largo en el tiempo. Todas esas investigaciones, que, a veces, no encajan para el uso concreto para un proyecto, esperan pacientemente, porque por experiencia sé que acaban por encontrar su momento para encarnarse en forma de disco o concierto.

–¿Qué es lo más le sorprende al público en sus conciertos?

–Que toda la música es música, que no hay música superior o inferior y que cuando se toca desde el respeto y el cariño siempre es buena música, siempre es alta cultura. Quizá uno no espere hoy en día encontrar música popular en una sala de música académica, pero es que hace un par de siglos las salas donde estrenaban Mozart o Beethoven eran lugares gozosos, donde la gente iba a disfrutar de la música. Tan simple como eso. Con "L’Arpeggiata" tratamos de recuperar este espíritu con el juego de espejos que creamos poniendo frente a frente al barroco con lo folcórico-tradicional.

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