La Catedral, paraguas del vía crucis

La lluvia impidió que los fieles recorrieran las calles hasta la parroquia del Carmen y la celebración tuvo lugar dentro de la Sancta Ovetensis

El vía crucis avanza por la Catedral con el arzobispo, Jesús Sanz Montes, encabezando a comitiva que sigue a la cruz.

El vía crucis avanza por la Catedral con el arzobispo, Jesús Sanz Montes, encabezando a comitiva que sigue a la cruz. / Miki López

La lluvia pasó por agua uno de los primeros eventos religiosos de la Semana Santa ovetense. No fue posible que el vía crucis del arciprestazgo de Oviedo saliese a las calles para representar los catorce misterios, o estaciones, de la pasión de Cristo. Había un programa para recrear las escenas de la Pasión en distintos puntos de la ciudad comprendidos entre la Catedral, que era el punto de partida, hasta poner punto final en la parroquia del Carmen, en la calle Santa Susana. Un fuerte y constante orbayu se instaló en Oviedo desde media tarde y las perspectivas no eran las más halagüeñas, y el fantasma del suspenso sobrevoló hasta el último momento. Minutos antes de la hora señalada, las 20.00 horas, todavía existían dudas entre organizadores y feligreses, que se agolpaban en las inmediaciones del templo. Los bancos de la Sancta Ovetensis se fueron llenando, a la espera del más que probable anuncio del suspenso de la procesión para realizarla en su lugar en el interior del lugar de culto. El mensaje acabó llegando por megafonía a unas bancadas prácticamente llenas.

Dada la imposibilidad, el arzobispo, Jesús Sanz Montes, organizó el séquito que recorrió las catorce estaciones. El grupo de religiosos se congregó en el altar mayor, donde dio explicaciones a los parroquianos sobre la imposibilidad de celebrar el vía crucis sobre el asfalto de Oviedo debido a problemas de seguridad, como algunos aspectos técnicos a los que la meteorología afectaría negativamente.

El inicio de la procesión arrancó con el Arzobispo a la cabeza. Le siguieron quince sacerdotes del arciprestazgo ovetense. Por delante de ellos únicamente desfiló la santa cruz, imagen de la que Cristo cargó por las calles de Jerusalén. El símbolo sagrado lo enarboló Andrés Fernández, al que flaquearon dos compañeras con sendos cirios.

El recorrido del Viernes de Pasión comenzó con el misterio en el que el pueblo de Jerusalén reclama al prefecto de Judea, Poncio Pilatos, la ejecución de Jesús. A pesar de sus negativas, y ante la insistencia, cedió, lo mandó azotar y le hizo cargar con la cruz hasta el monte Calvario. La última estación es en la que Jesús es depositado en el Santo Sepulcro.

Entre cada una de las paradas, la Agrupación Musical San Salvador interpretó varias piezas de acompañamiento.

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