La ciudad despide a Orestes Martínez Gayol, un hombre que "unía a las personas"

"Nadie participaba ni motivaba en las asociaciones como él", dice la familia del fundador de Amnistía Internacional en Asturias

En el atril, Nurya Martínez-Gayol, hija del fallecido, dedicando unas palabras a su padre durante el funeral, con el resto de la familia en las primeras bancadas.

En el atril, Nurya Martínez-Gayol, hija del fallecido, dedicando unas palabras a su padre durante el funeral, con el resto de la familia en las primeras bancadas. / David Cabo

Oviedo despidió ayer por la tarde a Orestes Martínez Gayol, un "gran profesional" en su faceta técnica, pero alguien que, con su personalidad y proactividad, "unía a las personas", tal como cuentan familiares y amigos. El funeral, celebrado en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen llenó el templo de personas y de grandes palabras sobre Gayol. El ingeniero de 96 años de edad, que padecía parkinson, sufrió en última instancia una neumonía que no consiguió superar. "Mi padre se consumió, pero luchó hasta el final", afirmó su hijo, Ciro Martínez-Gayol, momentos antes del comienzo del sepelio. También describió a su padre como un hombre "activo" que "no tuvo igual" en su manera de "participar en las asociaciones" y de "motivar a las personas".

El sepelio, oficiado por el vicario de la parroquia, José Manuel Arribas, comenzó con unas palabras de la hija mayor, Nurya Martínez-Gayol. "Trató de vivir siempre la vida con intensidad y la bebió hasta el último sorbo", transmitió en su lectura. Aseguró que su padre disfrutó de su existencia "hasta el final", adaptándose a las nuevas limitaciones que le produjeron los problemas de salud. Celebró su tránsito hacia la vida eterna , "una mucho más adecuada para él sin las estrecheces de esta".

Como fruto de ese ímpetu vital y el afán de unir fue uno de los fundadores de la ONG Amnistía Internacional en Asturias, aunque también destacó en su vertiente profesional. Así lo afirmaron antiguos compañeros al respecto de su larga trayectoria como ingeniero en el Instituto Nacional del Carbón (Incar). Allí estuvo ligado al Grupo de Cromatografía y Técnicas Afines, donde fue investigador durante 40 años.

Orestes Martínez Gayol. | LNE

Orestes Martínez Gayol. / LNE

En ese ámbito le conoció, en 1985, José Tascón. Su excompañero solo habla maravillas de él. "Era de lo mejor que ha pasado por el Incar". Tascón le describe como un hombre al que "se le veía la buena intención de lejos" y que, además de su carácter – "una buenísima persona"–, era un gran profesional. "Si aúnas las dos cosas tienes una persona ideal". Tascón celebra la vida "larga y plena" del investigador. "Se nota lo querido que era con la abundancia de gente que ha venido".

Ana Escudero conoce a Gayol desde que era niña y "le lleva en el corazón". Su padre, José Benjamín Escudero, trabajó mano a mano con el fallecido en el Incar. Se hicieron íntimos amigos, con el consecuente acercamiento de ambas familias. Le recuerda como "muy detallista", ya que no se le olvidaba felicitar "ni una fiesta". La vida de su padre se apagó en 1997, pero Gayol siempre estuvo ahí. "He sentido mucho su pérdida", afirma.

Martínez Gayol fue muy activo en el Foto Cine Club Ágora y en el Club de Montañeros Vetusta. "Orestes fue socio hasta que murió", recordó Fernando de la Cuesta, presidente de la asociación. Por diferencia de edad cuenta que no coincidió con él tanto como hubiese querido, aunque sí con otros que lo hicieron y conoce bien su figura. "Es una pérdida en todos los ámbitos", concluye, para añadir que su hijo Ciro ha heredado su pasión por la montaña.

Una vez finalizado el funeral, los restos mortales de Martínez Gayol fueron trasladados a Los Arenales para su incineración. Sus cenizas descansarán a partir de hoy, junto a las de su hijo Saulo, en el columbario de la iglesia de los Carmelitas.