Solo buenas intenciones en Igualdad en Oviedo

Emma Álvarez

Emma Álvarez

Las buenas intenciones de la Concejalía de Igualdad de Oviedo se quedan en eso, en buenas intenciones para el futuro. Como nos recuerdan con el cartel del 8M: “En la igualdad se encuentra el futuro”.

En estos cuatro años de gobierno de PP/Cs la igualdad no fue prioritaria, la han dejado siempre para mañana. Queremos recordar las palabras de Simone de Beauvoir que parecen ser premonitorias: “No olvides jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para poner en cuestión los derechos de las mujeres” Hoy , en presente, tenemos que volver a decir que nuestros derechos no se cuestionan. Trabajo costó a nuestras antecesoras conseguirlos. A alguna como Olympe de Gouges le costó la guillotina. El libro “Los derechos de la mujer y la ciudadana” escrito en 1791 les pareció una amenaza y eso que sólo pedía la emancipación femenina. Hoy a las mujeres que deciden libremente sobre su cuerpo las señalan y les rezan. Las mujeres Verdes-Equo pensamos que la política de igualdad tiene que ser eje fundamental de todas las políticas municipales. Desde el urbanismo: la revisión de PGO se tenía que haber hecho con perspectiva de género para transformar los espacios urbanos, convirtiendo así Oviedo en una ciudad feminista con futuro sostenible e integrador. Desde la concejalía de economía tenía que haber sido imprescindible la mirada feminista, esa que pone en el centro a las personas, a los cuidados. El trabajo de cuidados, también el de la familia, tiene que ser remunerado. La conciliación tiene que estar garantizada y para eso se tienen que hacer políticas con perspectiva de género. No con recortes en becas y en escuelas infantiles como se ha hecho. A quien más perjudican estos recortes es a las mujeres, y esto es lo que se ha hecho en este mandato. Que los cuidados tenían que estar en el centro, que sin los cuidados no hay vida se vio claramente durante la pandemia, y parece que se ha olvidado.

Las ciudades tienen que ser ecofeministas, con "economía circular", con "zonas verdes", "huertos urbanos" y "árboles frutales" en la ciudad para tener alimento. Producción y consumo de cercanía. Un municipio como Oviedo debería proporcionar la mayoría de los alimentos para la ciudadanía ovetense. Colegios con una alimentación sana, ecológica, de cercanía. Una ciudad sin coches, sin tantas emisiones de carbono que afectan a nuestra salud. Con un buen transporte público. En definitiva, con una movilidad sostenible que ayude a proteger nuestra salud y la del planeta.

La concejalía de deportes debería apoyar a las mujeres en el deporte, fomentar los deportes base, no competitivos, deportes enfocados al bienestar físico y psicológico, espacios seguros donde practicarlos. Desde la concejalía de cultura, la de asuntos sociales, desde educación, desde igualdad... Todas las políticas con perspectiva de género. Tenemos que pensar en qué cambiamos hoy para tener un futuro mejor, con justicia social, con igualdad. Solo con bonitas palabras no se cambia nada. Hemos pasado cuatro años en el ayuntamiento de Oviedo sin una línea clara para cambiar el municipio, para poder hablar de igualdad real. Pero para conseguir esto es imprescindible escuchar a las mujeres. A las asociaciones feministas, a las arquitectas, a las agricultoras, a las artesanas, a las educadoras, a las catedráticas, en definitiva, a la sociedad civil y eso no se ha hecho. Nos preguntamos cuántas arquitectas han intervenido en la redacción del nuevo PGO, por solo poner un ejemplo. El Ecofeminismo es un pensamiento y una praxis. Una forma de pensar a la que le han dedicado millones de horas miles de mujeres y algún hombre hasta llegar a hacernos ver que sin Ecofeminismo no hay salida para nadie. Ni hombres ni mujeres, ni demás seres vivos. Se siguen pensado las ciudades desde la perspectiva androcéntrica. Se siguen haciendo políticas desde el patriarcado más rancio en esta ciudad y así no se puede hablar de feminismo, ni de ecofeminismo, o sea de igualdad. Porque no saben ni les interesa saber, porque no escuchan, porque no comparten los pensamientos feministas.

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