Opinión | La tijera

De la peluquería a la psicoestética

Los nuevos tiempos en el mundo de la imagen personal

Cada vez son más los clientes, mayoritariamente jóvenes, que me preguntan cuál es la relación o diferencia entre peluquería y psicoestética. A medida que la imagen ha ido acentuando su importancia en la sociedad las inquietudes se disparan y después de la pandemia hemos constatado que el autocuidado se valora muchísimo más. Desde mi punto de vista, la psicoestética es la ciencia que interpreta la proyección del ser humano actual, con su trepidante ajetreo diario. Ese que necesita encontrar el equilibrio vivencial entre el aspecto físico y su carácter para presentar su figura de forma agradable, dinámica y adecuada a las necesidades de cada momento, adaptada de forma armoniosa a modas, gustos y creencias personales.

El profesional que aplica la psicoestética es quien sabe coordinar en sus clientes todos esos factores para que la persona irradie a través del peinado, el vestido, su porte y expresividad, los aspectos esenciales que le actualicen.

Hoy, los salones de peluquería son un lugar donde se trabaja la estética capilar y facial y se realizan tratamientos de belleza. Peluqueros y estilistas son profesionales que comprenden la importancia de escuchar las exigencias especiales de cada cliente brindándole servicios de calidad y un trato personalizado que, sin lugar a dudas, repercuten en un efecto positivo en su salud mental, emocional y psicoestético.

Ambos conceptos están relacionados ya que el cuidado del cabello siempre tiene un impacto en la autoestima y la confianza de la persona.

En pleno siglo XXI a nadie se le escapa que el aspecto físico juega un papel fundamental en la percepción que tenemos de nosotros mismos y en cómo nos relacionamos con los demás. Mírese al espejo y analice a quienes le rodean. Alguien que se siente bien con su apariencia –con su figura– tiende a tener una autoestima más alta y una actitud más positiva hacia la vida mientras que aquellos que tienen problemas de imagen pueden experimentar dificultades emocionales.

Es por eso que la experiencia en salones de belleza y estética y peluquerías también desempeña una función clave. Deben ser espacios diseñados para brindar comodidad y relajación creando ambientes propicios para que los clientes se sientan bien consigo mismos. Una atención personalizada y profesional, masajes capilares y tratamientos estéticos contribuyen a que los usuarios aprecien un estado de bienestar general y, en ocasiones, orientados y con sugerencias de quienes lleven años en el gremio, apuesten por explorar y ensayar con su apariencia personal para mejorar e impulsar la autoestima y la confianza.

Mantener una buena presencia no solo mejora la imagen que proyectamos sino que también contribuye a nuestra salud emocional y mental. De ahí que buscar servicios y profesionales cualificados pueda marcar una diferencia en cómo nos sentimos con nosotros mismos y en cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Porque cuando alguien se siente bien o se ve bien ya no quiere volver a verse como antes, se cuida más y se vive mejor. Es un aspecto primordial para alcanzar el bienestar integral.

La popularidad de la psicoestética está avanzando a pasos agigantados. Basta con hacer una búsqueda en Google para ver la infinidad de referencias recientes. En mi libro "Cómo triunfar en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI" abordo esta y otras cuestiones; recalco que el profesional de la imagen personal, el psicoesteta, debe darse cuenta de que la evolución actual se desarrolla a un ritmo, aceleración e intensidad que hasta hace poco nadie podía imaginar. El mundo gira cada vez más deprisa y sin una capacitación adecuada, sin una preparación acorde, es muy difícil lograr el éxito. Nuestro gremio requiere de jóvenes formados entusiastas y con ambición, que vibren para promocionarse, que profundicen en nuevas técnicas y que luchen por dominarlas. Bienvenidos a una nueva era, la psicoestética ya no es aquella ciencia que acuñó el profesor Carles Muñoz Espinalt el siglo pasado, hoy por hoy es la esencia para obtener el éxito.

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