Opinión | PARAÍSO CAPITAL

Los fantasmas de Embajadores

El regreso de las salas de cine al corazón de la ciuda y "El maquinista de La General", con música de piano en directo

Cuántas veces he visto cómo, en mitad de una charla relajada entre amigos, alguien tira de un hilo muy fino y de repente explota la conversación de los antiguos cines de la ciudad. Esa época dorada en la que Vetusta estaba salpicada por multisalas modernas y teatros que habían sucumbido al poder del séptimo arte. Unos años en los que ese tipo de planes surgían espontáneamente porque era posible. Bastaba con entrar en la cafetería más cercana, consultar la cartelera en la penúltima página de LA NUEVA ESPAÑA y salir corriendo para llegar a la sesión elegida antes de que empezase la proyección. Quién que tenga la edad suficiente no atesora en su cajón imaginario de nostalgias varias algunos recuerdos favoritos sobre películas icónicas, últimas filas, amigos, besos, sustos y risas.

Los fantasmas de Embajadores

Los fantasmas de Embajadores / Gonzalo García-Conde

La inauguración de las salas Foncalada Embajadores ha provocado que esas conversaciones se multipliquen en los últimos días en las tertulias de toda la ciudad. Pero ahora teñidas por una fina capa de ilusión. Una ola de optimismo general. Como si, súbitamente, viviésemos en un lugar mejor. Cuatro salas pequeñas, urbanas, peatonalmente accesibles, nos hacen carbayones más felices. Cuatro salas que no vienen a llevarse por delante el negocio de los centros comerciales (que continuarán con su vida normal como si tal cosa). Vienen a cubrir una necesidad sentimental.

Por supuesto, como buen aficionado al cine, yo también quise participar de esta alegría. Me apunté a la propuesta más "arty" dentro de la variadísima oferta que nuestra nueva opción cultural ofrecía: Una proyección de "El maquinista de La General" (1926), obra maestra de Buster Keaton, con banda sonora de piano interpretada en directo. Y me presenté a la cita contento y canturreando "Los fantasmas del Roxy", la bellísima poesía sonora con la que Joan Manuel Serrat, recentísimamente galardonado con el premio "Princesa de Asturias" de las Artes, rinde homenaje a los antiguos cines de barrio, a los sueños y a la magia que provocan en nuestra memoria.

Me encontré con que los Foncalada Embajadores son salas chiquitinas y contemporáneas, pero muy cómodas, con excelente visibilidad y muy buen sonido. Que sus propietarios son conscientes del juego de nostalgia que están provocando y que han bautizado a las salas con el nombre de alguno de los cines más emblemáticos de nuestra infancia; Brooklin, Ayala, Paladium y Principado. Que el personal está totalmente entregados a la causa, son conscientes de los felices que nos están haciendo y disfrutan con nuestro júbilo.

Con respecto a la película, decir que "El maquinista de La General" es una historia de amor en tiempos de guerra, una comedia disparatada que no ha perdido actualidad. Las locas peripecias de Johnny Gray, maquinista ferroviario tan enamorado de su novia como de su locomotora, y la interminable sucesión de gags que propone el argumento siguen atrapando al público y arrancando sus carcajadas. Ricardo Casas, responsable de la música en directo, es un pianista y compositor con larguísima experiencia en acompañamiento de cine mudo. Con admirable conocimiento del metraje, ha compuesto una partitura en la que plantea varios leitmotiv que va desarrollando y acomodando a las distintas situaciones, consiguiendo que las emociones del espectador fluyan con naturalidad y coloreando el argumento hasta camuflarse dentro de la historia.

Hay algo místico en estas nuevas salas de cine. Creo que, como dice la canción de Serrat, las ánimas de las películas pasadas, que vagaban por Oviedo en busca de las salas perdidas, se han reunido en este espacio y están dispuestos a hacer que esta sea ahora su casa. Así que nadie se extrañe a partir de ahora se encuentran un elegantísimo buque navegando por General Elorza a horas intempestivas. Son los fantasmas del cine, que al fin descansan en paz.

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