Opinión | Con vistas al Naranco

Veinte años no son nada...

Sobre la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004

Nicanor Rodríguez, militante socialista de Pumarín, temprano el 11 de marzo de 2004, cuando yo mismo, que representaba al PSOE ante la Junta Electoral, pensaba que el atentado de Atocha sería de ETA, me advirtió, simple observador, del descomunal yerro pues estaba seguro de la autoría yihadista. Lo recuerdo bien, nos encontramos en la calle San Juan, según accedía a las dependencias de la Audiencia Provincial. Poco después, desde Alburquerque, New Mexico, el poeta Ángel González sostenía idéntica convicción. Ovidio Sánchez, siempre cordial, dirigente del PP, sostenía que Felipe González tenía información relevante de la autoría yihadista, confirmada por el director del CNI. No puedo entender, en definitiva, que FAES, el PP y Aznar sigan manteniendo la infamia. Es como si Roosevelt, que acuñó el término "Infamia", hubiera mantenido que la aviación japonesa no era la autora del bombardeo a Pearl Harbor. Luego, el viernes, una gran manifestación pasaba por delante de mí en la esquina de Cervantes con Independencia colocando desde dentro de sí misma una enorme pancarta, "¿Quién ha sido?", en la valla de los edificios de la Losa. En la llamada sabatina "jornada de reflexión" me trasladé a Castropol, en compañía de mi íntimo Fernando Valle, tristemente desaparecido ahora, para debatir el nacimiento de una revista eota o eoaria. Departí con el tapiego Camilo López, que también pensaba que el gobierno Aznar debía de reparar de inmediato el gravísimo error. Al llegar la noche, en casa de vuelta, me llamó un compañero abogado, sin partido alguno, que se iba a manifestar a la calle Campoamor ante la sede regional del PP, pretendiendo que yo hiciera lo mismo, a lo que me negué pues, aunque comprendiese sus argumentos, no me parecía oportuno. A la mañana siguiente fui al colegio electoral donde ejercería de interventor. Eran las ocho menos cuarto cuando asistí a escena curiosa: el clérigo don Luis Legazpi me abordaba con estas palabras:

–Sabes tengo a gala ser siempre el primer votante en tu mesa de interventor, pero hoy se adelantan once chavales que han pasado la noche en blanco y vienen a votar contra el gobierno que les miente.

Varios entre esos jóvenes serían normalmente abstencionistas, pero por una vez dejaban de serlo. Tuve el pálpito que ganaríamos como ya presagiaban los acontecimientos. A mediodía almorcé en el antiguo Cafetón Florida, hoy Reloj de Porlier, creo que con Álvaro Cuesta y el inolvidable Agustín Tomé, donde recibimos comunicación de José Luis R. Zapatero, aun no ZP, asegurando que a horas del cierre de urnas apuntaba victoria electoral.

Ese es mi humilde testimonio, el resto de la pequeña historia es bien conocido, pasados veinte años, es decir nada.

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