La intrahistoria y los detalles de la sonora despedida de Enrich: una mudanza y una larga espera

El edlantero se lamenta por no seguir en el Oviedo y deja un mensaje velado sobre Cervera: "Me voy feliz, porque sé lo que él quería"

Sergio Enrich, durante un partido con el Oviedo. |  Irma Collín

Sergio Enrich, durante un partido con el Oviedo. | Irma Collín / Sergi EnrichXuan Fernández

Con la defensa y el centro del campo con los puntales asegurados, el Oviedo mira en junio hacia su delantera, la línea que siempre es más cara. Y la dirección deportiva tiene en el ataque un embrollo que deberá resolver a lo largo de este mes. Es ahí, en el área, donde más tendrán que romperse los sesos Roberto Suárez, Agustín Lleida y compañía, porque los acontecimientos no han ido por donde se esperaban y hay mucha tela que cortar. Por partes.

Sergi Enrich se despidió de la afición del Oviedo en una carta de agradecimiento al oviedismo en la que dejó un mensaje que resonó de lo lindo ayer en las oficinas del Tartiere. "Mi deseo y el de mi familia, para que conste, era quedarme en el Oviedo más temporadas. Esta situación no se ha producido y lo acepto como profesional que soy. Hablé con Álvaro (Cervera) y me explicó su sentir. Se lo agradezco de corazón y me voy feliz, porque sé lo que él quería", escribió el menorquín, ya de vacaciones tras esperar una oferta de renovación azul que hasta ahora no tuvo lugar. La última frase, dejando entrever de alguna manera, aunque sin decirlo claramente, que el deseo de Cervera era seguir contando con el ariete en el equipo, es la que más ha escamado. La historia tiene varias aristas.

Enrich, que acaba contrato, se despide del Oviedo con la relación tocada con el club tras unas semanas frenéticas y un curso complicado para él. En febrero nadie se planteaba una renovación; en mayo, goles mediante, era otra cosa. La situación se puso cuesta abajo para su continuidad: el ariete era del gusto de Cervera, se había adaptado finalmente al equipo y, aquí viene lo importante, el futuro de Bastón apuntaba a México debido a una cláusula de su contrato que le permitía salir al Pachuca.

Todo hacía indicar que Enrich seguiría de azul. Un dato clave: el ariete tenía preparada la mudanza de su casa de la Fresneda y la paralizó, viendo muy cerca el momento prolongar su contrato y seguir en la ciudad.

El club se movió tras el derbi, con Enrich metiendo su séptimo tanto en la Liga, a uno de Bastón, y consagrándose como el delantero de moda. Agustín Lleida llamó al representante del ariete para abordar su continuidad. Ambas partes se emplazaron entonces a una próxima reunión, con buenas sensaciones. Una semana después, todo cambió. Paralelamente a las conversaciones con Enrich, el club también hablaba con Borja Bastón, cuyo futuro estaba en el aire. Los dos también hablaban entre ellos.

El madrileño tenía la posibilidad de jugar en el Pachuca con un sueldo superior al que cobraba en el Oviedo. Su salida se daba prácticamente por cerrada meses atrás, pero Bastón no lo ve claro. Feliz en el Oviedo, peso pesado del vestuario y vinculado al club, su decisión es clara y así la traslada: quiere quedarse.

El Oviedo, pues, se encuentra en un laberinto: la convivencia de los dos jugadores se antoja difícil por un aspecto deportivo –Cervera no cree que sean compatibles en un mismo once– y también por el encaje económico en el límite salarial. Aún así, el agente de Enrich, más que un representante del jugador, un amigo para él, se desplazó a Asturias para reunirse con el Oviedo.

En la cita esperaba la oferta de renovación, pero no la tuvo. Se fue con lo puesto y Enrich empezó a vislumbrar que su futuro estaba lejos de Asturias. El menorquín guardó silencio hasta el comunicado del miércoles por la noche, en el que dejó la citada frase en la que mencionó su conversación con Cervera. "Yo tengo claro con quién me quedo, pero no lo voy a decir", dijo el entrenador en su última comparecencia en El Requexón, dejando la duda flotando en el aire.

Para el Oviedo, el asunto de la delantera es un embrollo que debe resolverse y la pérdida de Enrich un impedimento. El balear acabó el curso con siete goles, perfectamente adaptado. Bastón, por su parte, metió 8 tantos y fue "pichichi" en un curso marcado por los problemas físicos. Entre los dos, quince goles. La convivencia entre ambos fue buena este curso y buena parte del vestuario sostiene que ambos podrían jugar juntos y acoplarse en el equipo.

La carta de Enrich

Comencé esta temporada con muchas ganas e ilusión. Era un proyecto para estar lo más arriba posible y, a su vez, conseguir que la afición disfrutase del equipo. Sin embargo, el año se fue transformando en todo lo contrario. Para mí fue muy duro, tanto a nivel colectivo como individual, ver como el equipo no conseguía ilusionaros y nos costaba sacar los resultados. Repito que fue muy complicado y frustrante. En algunos momentos me he sentido triste por estas situaciones, pero con trabajo y dedicación creo que nos hemos ganado un pedacito de cada uno de vosotros, o eso espero. Por otro lado, mis compañeros y trabajadores del club hacían que el día a día fuese más llevadero. Sin olvidar esos momentos de comunión equipo-afición, que me los llevaré en el alma.

Escribo estas líneas para explicaros cómo me siento y que mi deseo y el de mi familia, para que conste, era el de quedarme en Oviedo más temporadas. Esta situación no se ha producido y la acepto como profesional que soy. Hablé con Álvaro y me explicó su sentir. Se lo agradezco de corazón y me voy feliz, porque sé lo que él quería.

Me hubiese gustado que esta despedida hubiese sido de otra manera, pero ya no va a cambiar nada. Por tanto, solo me queda despedirme así y gritar: ¡Hala Oviedo, Asturias es azul!

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