Cardero endulza el cierre: empate del Oviedo al final (1-1)

Un tanto del canterano a los 93 minutos le da a los azules un punto y remienda un mal inicio de partido

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Jugó el Oviedo con una mochila a la espalda: porque sabía los resultados de los rivales, esa presión añadida, y poque sabe desde hace tiempo que necesita de un esfuerzo extra para reducir la desventaja que dio en los inicios de temporada. Quizás pesó eso, pero tampoco encontró el equipo de Carrión su fútbol. Hubo razone anímicas y futbolísticas que lastraron al Oviedo. Fue una versión gris ante un Villarreal B con más chispa (curioso cuando tuvo mucho menos tiempo para preparar la cita). La cosa es que la tarde se inició pesada y acabó con una sonrisa en la boca. Una de oreja a oreja. Como cuando llega una buena noticia con la que no cuentas. Y eso, el chute inesperado de alegría, se lo debe el Oviedo a Álex Cardero, en uno de esos giros de guion inexplicables que slo ofrece el fútbol. El 1-1, por cómo se dio, sabe a gloria.

1
Villarreal B
1
Real Oviedo
1-0, min. 9: Fores. 1-1, min. 93: Cardero.
Villarreal B
Iker Álvarez (1);

Lanchi (1), Espigares (2), Lekovic (1), Tasende (2);

Rodrigo (1), Del Moral (1), Carlo (2), Ontiveros (3);

Fores (2), Pascual (2).
Cambios

Requena (1) por Rodrigo, Gelardo (1) por Del Moral y Collado (1) por Ontiveros , min. 72.

Ferrari (1) por Fores, min. 82.

Abraham (s.c.) por Pascual, min. 89.

Real Oviedo
Leo Román (2);

Viti (1), Luengo (2), Calvo (1), Bretones (1);

Jimmy (1), Colombatto (1);

Masca (0), Seoane (0), Moyano (1);

Bastón (1).
Cambios

Alemão (1) por Jimmy y Sesé (1) por Viti, min. 68.

Pomares (1) por Bretones y Cardero (2) por Masca, min. 78.

Árbitro: Arcediano Monescillo (colegio castellano manchego). Roja a Calvo por doble amarilla, min. 95. Amonestó a los locales Del Moral y a los visitantes Luengo y Bretones.

La Cerámica: pocos espectadores, con unos 100 oviedistas en la grada.

Cardero es el jugador con menos protagonismo en toda la primera vuelta. Un futbolista que tanto en verano como ahora estaba llamado a salir en busca de minutos. Carrión, que solo le había concedido espacio en la Copa, tiró de él en el último tramo, seguramente condicionado por las bajas y la falta de alternativas en el banquillo. Un poco por probar a ver. Y Cardero se convirtió en el héroe de un punto que deja a los azules al cierre del año con 30 puntos, una situación ni soñada cuando el club decidió dar un relevo al banquillo.

Pero antes de esa acción, el Villarreal B se mostró más convencido que el Oviedo. Entró mucho más fino el filial en el partido. Como si estuviera dando continuidad a la reciente victoria ante el Valladolid y al Oviedo se le hubieran olvidado las -buenas- ideas de su atractivo triunfo ante el Elche. El Villarreal B saltó al campo vestido con su mejor versión, la que tiene la pelota hasta que aparecen los espacios mientras los azules aún decidían qué querían ser en el partido.

El problema es que la Segunda División no espera por nadie y, tras un dominio amarillo sin colmillo, a los 9 minutos llegó el guantazo

Carlo detectó la fuga y lanzó para Fores, justo a ese espacio entre el central zurdo (Calvo) y la frontal del área que tanto daño hace. El atacante controló y batió -casi rechaza- Román para poner de primeras el choque cuesta arriba a los de Carrión.

No es que fuera una situación nueva para los azules, especializados en los últimos tiempos en remontar, pero sin el amparo del Tartiere y sin la fluidez habitual de su juego todo se hizo más duro. Luengo emergió un par de veces en el área para evitar que la brecha se abriera y tras una falta lejana de Ontiveros (¿qué hace en Segunda?) que Román despejó con apuros, el panorama se abrió para los carbayones.

Empezó a situarse el equipo con más tiento. La presión pasó a ser acompasada y los balones repelidos ya no siempre caían a uno de amarillo. El Oviedo se puso serio y aunque costara un mundo la elaboración, las cosas empezaron a rodarse en zonas intermedias, cada vez más lejos del área de Román.

Para ver ocasiones de valor hubo que esperar a los últimos 20 minutos del primer acto. Parece un saldo pobre para alguien que quiere ser candidato a todo. Y, sin embargo, el Oviedo pudo empatar. Mereció igualar, incluso, por la claridad de sus opciones.  Todo empezó en un cabezazo franco de Masca a un centro con mimo de Bretones que el luso no calibró bien. Seoane le dio continuidad con un disparo desde dentro del área que salió centrado. La más clara fue justo antes del receso. Un centro de Masca fue repelido por el arquero local para convertirlo en un caramelito para un atacante. Seoane definió de zurda para, inexplicablemente, no acertar con la enorme portería vacía que pedía un toque sutil a su red.

No estuvo bien el Oviedo en la primera parte, el Villarreal B parecía más cómodo. Y, sin embargo, un empate no hubiera chirriado vistas las acciones en una y otra área.

De cara al segundo acto, los de Carrión adelantaron filas. No se le puede echar en cara a este equipo falta de valentía. El filial cedió metros gustosamente porque entendió que era lo que mejor le venía: así encontraría vías para correr. La primera fue del Oviedo, clara también. Centró Bretones, tocó Masca en el área, pero la pelota se perdió junto al poste. A continuación tocó probar la estrategia amarilla. Rodrigo fue a morder a Bretones y del exceso de confianza del lateral y sacó un robo que le citó cara a cara con Román. El meta tapó con el cuerpo.

Probó a continuación Ontiveros, un dolor de muelas en cada acción que recibía con metros, pero el pie de Román le negó la sentencia. Dos sentencias de muerte libradas por los azules, que aún esperaban su momento.

Agitó el equipo Carrión con lo poco que le ofrecía su banquillo. Entraron Alemão y Sesé, sangre fresca. El brasileño corrió hacia el área en una contra vertiginosa pero Seoane, muy impreciso todo el partido, erró en la entrega. Parecía que se volcaba el choque hacia el área amarilla, pero al Oviedo siempre le faltó un detalle, un chispazo en la zona vertiginosa. Moyano encontró a Sesé a la carrera pero la defensa amarilla despejó su centro.

Siguió intentándolo el Oviedo hasta el final, nada que decir a su insistencia y fe. Un rebote en un córner pudo darle el premio a los azules. Pasó cerca. Colombatto la puso con malicia pero la zaga despejó a tiempo. Un servicio de Pomares no pudo ser rematado por Bastón a continuación. Casi ocasiones, insuficiente saldo en todo caso para regresar de Villarreal con algo positivo.

Hasta que llegó la acción del minuto 93. A Cardero le cayó un balón en la frontal sin muchas opciones por delante. Controló y probó su derecha,  lucida en los entrenamientos, ausente en los partidos. El golpeo siseó delante de la defensa y se dirigió hacia el rincón de la meta donde los interminables brazos de Iker no llegaban. El gol cerró el partido, y la primera vuelta (sería expulsado luego Calvo casi al final) y permite mantener las buenas sensaciones de cara a la segunda vuelta. El Oviedo debe mejorar fuera pero de momento la derecha de Cardero le ofrece unas Navidades con unos gramos más de optimismo. Hay razones para creer.

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