Más de doscientos peregrinos recorren la “Senda de los veinte mil pasos” atravesando Ribera de Arriba

Los senderistas fueron equipados con chalecos azules que identifican en su parte frontal a Oviedo como «Origen del Camino» junto al escudo riberano y el de Morcín

Fernando Delgado

Fernando Delgado

La plaza de la Catedral de Oviedo estaba a las ocho de la mañana del pasado sábado más concurrida que de costumbre. Más de doscientos peregrinos se agrupaban allí para tomar la salida en la ruta considerada como la etapa cero del Camino de Santiago y denominada «Senda de los veinte mil pasos», entre la Sancta Ovetensis y la montaña sagrada de Morcín, en la que se guardaron las reliquias que ahora se custodian en la Cámara Santa. 

Alfredo García Quintana, concejal de Turismo del Ayuntamiento de Oviedo; Mino García, alcalde de Morcín; y Eulalia Vázquez, teniente alcalde de Ribera de Arriba; fueron las autoridades encargadas de cortar la cinta de salida de esta tradicional ruta que se recorre desde 2016. 

Los ediles estuvieron arropados por representantes del colectivo Amigos del Monsacro, organizador de la ruta, y por miembros del resto de entidades que colaboran durante el recorrido: la asociación cultural de Bueño y el grupo deportivo Riberano, en Ribera de Arriba; la asociación de mujeres «So La Malena» y la asociación juvenil Monsacro, en Morcín. 

Los senderistas fueron equipados con chalecos azules que identifican en su parte frontal a Oviedo como «Origen del Camino» junto a los escudos de Ribera de Arriba y Morcín, y en la espalda «La Senda de los veinte mil pasos» de Los Amigos del Monsacro. Asimismo, también recibieron una cantimplora azul con los distintivos de los tres concejos y una gorra con el logotipo de la senda.

Tras la primera parada de reagrupamiento en la antigua estación de La Manjoya, los caminantes siguieron hasta Bueño, donde tuvo lugar el primer avituallamiento en el recinto del Centro de Interpretación del Hórreo. Cada senderista recibió un «bollu preñau», una casadiella y una botella de agua.

Se reinicia la marcha para cruzar Ferreros, Las Segadas y Soto de Ribera hasta llegar a Argame, localidad donde se reagruparon de nuevo para afrontar el tramo más complicado a través del arcén de la carretera Nacional 630 hasta Santa Eulalia de Morcín. Durante todo el trayecto fueron protegidos por miembros de Protección Civil de Mieres y una ambulancia de Transinsa. En la capital de Morcín, disfrutaron del segundo avituallamiento a base de varias piezas de fruta, dulces y botellas de agua.

Hasta aquí todo llano, pero a partir de Santa Eulalia comienza el primer tramo de ascensión desde Les Bolíes hasta El Brañuetu, que discurre por una zona boscosa. Después de atravesar La Llorera llegaron hasta La Collá, lugar del último avituallamiento de fruta y agua antes de afrontar la zigzagueante y parte más dura de la ascensión al Monsacro por la ladera norte de tan sólo dos kilómetros pero de una gran pendiente. A las dos de la tarde llegaron los primeros senderistas al mayáu de las capillas, donde se ubican las dos ermitas del románico tardío. Hora y media más tarde aparecen los últimos. 

En la sobremesa de la comida campestre, José Avelino Gutiérrez, catedrático de arqueología de la Universidad de Oviedo imparte una clase magistral durante la visita guiada a ambos templos narrando la historia de esta montaña sagrada desde el periodo neolítico. 

Posteriormente, se inicia el descenso por la ladera este bajando por Entrepuertas y El Cintu hasta el pueblo de Los Llanos. Allí les esperan las mujeres de «So la Malena» para ofrecerles café y unos exquisitos frixuelos caseros para reponer azúcares. 

Ultimo descenso por la carretera de Otura hasta La Foz de Morcín donde les esperan los tres autobuses para retornar a Oviedo. Son las ocho de la tarde y finaliza este particular vía crucis de doce horas conocido como «La Senda de los veinte mil pasos» o etapa cero del Camino de Santiago entre la Catedral de Oviedo y el Monsacro.

Amanda Garrido, la heroína del Monsacro

La bisabuela ovetense Amada Garrido González, de 85 años, fue felicitada por sus compañeros de caminata en el pueblo de los Llanos, tras recorrer íntegramente la “Senda de los veinte mil pasos” entre la Catedral de Oviedo y el Monsacro.

La octogenaria, madre de 3 hijos, abuela de 3 nietos y bisabuela de 2 bisnietos, manifestó que “era la primera vez que subía esta montaña sagrada y, aunque la parte final de la ascensión fue muy dura, ha sido una experiencia muy bonita y una ruta preciosa y muy bien organizada. No me arrepiento del esfuerzo realizado para conocer este tesoro que tenemos en Asturias”.