Opinión

Una cura innovadora para las ulceraciones, basada en una técnica secular

Los detalles de un procedimiento para tratar heridas en miembros inferiores que es barato y obtiene buenos resultados, con una excelente tolerancia de los pacientes

Una cura innovadora para las ulceraciones, basada en una técnica secular

Una cura innovadora para las ulceraciones, basada en una técnica secular

Llevo 45 años tratando a los asturianos de sus problemas de salud referentes a angiología y cirugía vascular. Hasta hace diez años, como jefe de servicio de esta especialidad en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Desde entonces, en mi consulta particular.

Angiología y cirugía vascular es una especialidad médico-quirúrgica encargada del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos, sean arterias, venas o linfáticos. Fusiona en una misma especialidad la angiología, centrada en el diagnóstico y tratamiento médico, con la cirugía vascular y endovascular, que aporta todos los procedimientos tanto quirúrgicos como intervencionistas.

Una de las patologías, poco visibles por su discreta trascendencia pública, pero con un impacto considerable en quienes la padecen, es la ulceración crónica de las extremidades inferiores, que en nuestra comunidad tiene una prevalencia de 1.000 úlceras por millón de habitantes.

¿Qué es una ulceración crónica de miembros inferiores? Es una ausencia de piel, por debajo del nivel de la rodilla que persiste durante más de seis semanas. Causan dolor, son debilitantes, producen angustia y reducen en gran medida la calidad de vida de los pacientes.

Desde hace años observamos que un porcentaje de pacientes con úlceras marginales, es decir, con un largo recorrido de tratamientos infructuosos, llegaban a nuestra consulta privada como último recurso, por lo que tuvimos que plantearnos ofrecerles algo diferente.

Conocíamos los principios de Josep Trueta en su tratado "The principles and practice of war surgery: with special reference to the biological method of treatment of wounds and fractures", gracias al cual miles de heridos durante la Guerra Civil española se salvaron de sufrir amputaciones.

La singularidad del llamado método Trueta consistía en la inmovilización del miembro con un vendaje de yeso, una vez hecho el lavado y desbridamiento de los tejidos, que brindaba a la herida una atmósfera cerrada de anaerobiosis relativa, la cual generaba un fenómeno de autolisis o autodepuración microbiana, logrando excepcionales resultados.

Pues bien, el reto radicaba en plantear una cura que aunara los efectos beneficiosos de éste método y consiguiera eludir los inconvenientes de una inmovilización prolongada, para conservar en la medida de lo posible la autonomía del paciente.

Diseñamos una cura oclusiva, sencilla, que permitiera la deambulación del paciente, que pudiera realizarse ambulatoriamente, con una frecuencia no mayor de una vez a la semana y con un coste e instrumental necesario moderados.

La mayor dificultad residía en reproducir la estanqueidad y durabilidad que proporciona el yeso, con un vendaje flexible que consiguiera mantenerse firme durante una semana o más. Para ello, tanto la técnica en sí como la calidad del material utilizado resultan esenciales.

Después de la cura básica convencional, realizamos vendaje de dos capas desde las cabezas de los metatarsianos hasta la fosa poplítea con una capa de algodón que almohadilla y reparte la compresión, cerrándolo a continuación con venda elástica compresiva de crepé.

Es preciso rematarlo con un soporte externo protector que se realiza con tiras de esparadrapo en talón y laterales. Resulta crucial ejecutar la técnica minuciosamente y elegir los materiales de una calidad específica que son los que dan buenos resultados a la hora de la conservación del vendaje hasta la cura siguiente, siete días o más después.

El resultado es un vendaje que consigue mantenerse prácticamente intacto durante el tiempo preciso y que, a tenor de las conclusiones del estudio que se publicará próximamente en la prestigiosa revista científica internacional "Journal of Wound Care (JWC)", consigue unos resultados excelentes.

En el estudio se incluyen 135 extremidades durante un periodo de diez años, en los que se realiza seguimiento exhaustivo, que se completa con fotografías seriadas para comprobación objetiva de la evolución.

El resultado ofrece datos esperanzadores para estos pacientes, teniendo en cuenta que son casos refractarios a otros tratamientos previos.

El 80 por ciento de los casos consiguen la curación completa con una mediana de seis cambios de cura, entendiendo como curación completa la cicatrización del 100 por ciento de la cobertura de piel. Estos resultados indican tasas de curación comparables a los abordajes mas complejos, e incluso los mejora. Pero además este método tiene muy buena tolerancia por parte de los pacientes, consiguiendo el control del dolor desde las primeras curas, y mantiene una preservación satisfactoria de las actividades diarias y de la independencia del paciente.

Resulta muy satisfactorio que este método, único según la bibliografía que hemos revisado, sea capaz de ayudar a cientos de pacientes que a veces llegan a nuestra consulta con cierto grado de desesperación. No sólo logra el bienestar y la autonomía del paciente, sino que además lo hace con un ahorro y un mejor aprovechamiento de los recursos, por lo que es muy eficiente.

Hemos demostrado que no siempre los métodos más sofisticados son los que proporcionan los mejores resultados. De ahí lo innovador de la técnica.

Quizá me plantee registrarla como "Método Dr. Gutiérrez Julián". Sería un honor transmitir a nuevas generaciones de médicos el conocimiento obtenido después de tantos años de experiencia, y especialmente a mis dos hijos recién graduados.

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