A todo gas en Valdesoto

Pablo Gutiérrez apunta al motocross profesional tras una exitosa trayectoria en pruebas regionales: “Mi güelu ya me regaló un quad al dejar el chupete”

Pablo Gutiérrez, en su motocicleta. | R. A. I.

Pablo Gutiérrez, en su motocicleta. | R. A. I. / A. ILLESCAS

Fue dejar el chupete y empezar a apretar el acelerador. Desde entonces, no ha dejado de correr y tampoco ha vuelto al chupete, aunque, en términos deportivos, sigue siendo un bebé. Pablo Gutiérrez, con solo 17 años, ha colocado a Valdesoto en el mapa del motocross mundial. Lleva desde 2012 sin ser derrotado en ningún campeonato de Asturias y ha sido campeón de España, llegando a participar en el Campeonato del Mundo.

Su sueño empezó en la pequeña localidad sierense, junto a su abuelo: “Siempre, desde la infancia me gustó el motor. Mi güelu dijo que si dejaba el chupete me regalaba un quad”, recuerda. Así, con poco más de dos años, el pequeño ya era un “terror” sobre ruedas. Luego, vendría su primera moto que, a los cuatro años, le trajeron los Reyes.

De ahí a comenzar a correr, un paso. “Fue con cinco o seis años, más o menos cuando empecé a ir a los circuitos. La moto que usaba era una de 50 centímetros cúbicos automática y no había nadie más de mi categoría, así que siempre ganaba”, señala Gutiérrez. Con los años, fue ascendiendo de categorías, utilizando motos más grandes y los resultados empezaron a llegar a nivel regional. “Llevo desde 2012 ganando consecutivamente todos los Campeonatos de Asturias”, celebra.

Sin embargo, los retos no acaban ahí para el. A la vez que dominaba en el Principado, se daba contra una pared en España: “En 2012 me llevaron mis padres a mi primera carrera fuera y ni siquiera me clasifiqué entre los cuarenta primeros para poder correr, aunque luego me dejaron porque faltaba gente”, relata.

Tocó la cima en 2016, cuando se proclamó campeón de España en 65 centímetros cúbicos. Venía de quedar subcampeón el año pasado, pero perdió el título al tirarle un piloto en la última manga de la carrera. “Fue un momento muy duro, se vino abajo todo”, afirma.

Esa sensación de amargura se repetiría otras temporadas. Roturas de moto o caídas al esquivar a un rival le privaron de otros dos triunfos en la general nacional. También en el mundial, donde rodaba cuarto cuando su moto sufrió una avería: “Al final te quedas con que te gusta y que es tu pasión, sino lo mandarías todo a paseo”, resume.

Gutiérrez dedica “cuatro o cinco horas al día a la moto” y las mañanas a los estudios –ha acabado la ESO y empezará Electromecánica–, lo que le deja poco tiempo para lo demás. Tiene claro que su objetivo es ser profesional y “traer un Mundial para Valdesoto”.