Virus que se detectan en las cloacas

Un consorcio público-privado presenta hoy un robot que identifica enfermedades como el covid en aguas residuales y lanza alertas

En primer plano, el prototipo de detección de virus en aguas de saneamiento; al fondo, de izquierda a derecha, Alberto García (Magna Dea), Felipe Lombo (Universidad de Oviedo), Francisco García Carro (Magna Dea) y Javier Fernández (Universidad de Oviedo). | Miki López

En primer plano, el prototipo de detección de virus en aguas de saneamiento; al fondo, de izquierda a derecha, Alberto García (Magna Dea), Felipe Lombo (Universidad de Oviedo), Francisco García Carro (Magna Dea) y Javier Fernández (Universidad de Oviedo). | Miki López / M. G. Salas

Mónica G. Salas

Mónica G. Salas

Aprovechar las redes de saneamiento para detectar enfermedades. Eso es lo que propone el proyecto "COV-RED", que será presentado hoy en la estación de aguas residuales de Las Caldas, en Oviedo, y que consiste en el desarrollo de un sistema robotizado capaz de identificar el covid u otros virus en las cloacas antes de la aparición de síntomas en la población, así como de lanzar alertas tempranas. El experimento nació tras la pandemia con el objetivo de detectar brotes de coronavirus, pero sus resultados "han superado las expectativas" de sus promotores. Son la pyme Magna Dea, el área de Microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, el Consorcio de Aguas de Asturias (Cadasa) y la Empresa Municipal de Aguas de Gijón.

El revolucionario sistema "no solo sirve para el covid, sino para un montón de enfermedades que puede desarrollar la población", explica el presidente de la ingeniería Magna Dea, con sede en Oviedo, Francisco García Carro. En realidad, es aplicable a cualquier infección viral o bacteriana que produzca diarrea. Desde la típica gastroenteritis hasta un brote de salmonela. También permite hacer un seguimiento de la poliomielitis, la hepatitis infantil o de las bacterias resistentes a los antibióticos. En el caso del covid, el robot detecta la enfermedad hasta 16 días antes de la aparición de síntomas. "Si Sanidad apuesta por ello, esto supondrá un gran avance", dice García.

La apuesta consistiría en colocar los sistemas robóticos de detección de virus desarrollados por el consorcio en varios puntos de las red de saneamiento de una ciudad. De esta forma, se podría tener un mapa con información en tiempo real por barrios de casos de covid u otras enfermedades antes incluso de saberlo el propio paciente. Los socios del proyecto hicieron una prueba piloto en Gijón y los resultados fueron prometedores. El prototipo es un robot, compuesto por una cadena de equipos, que con un brazo extrae una muestra de agua residual y la convierte en una muestra de laboratorio. Todo se hace en la propia estación, de forma automática y constante, sin necesidad de un laboratorio. El último equipo del robot es un termociclador, que es el que hace la PCR. A partir de ahí, los datos se transmiten en tiempo real a una sala de control y, en caso positivo, se procedería a lanzar una alerta.

En el acto de presentación de hoy participarán Julio Pérez, gerente de Cadasa; Lidia Clara Rodríguez, directora general de Salud Pública; y Felipe Lombo, investigador del área de Microbiología de la Universidad de Oviedo. También estarán Vanesa Mateo, directora general del Agua; Valentín Rodríguez, de la Dirección General de Salud Pública; Javier Fernández e Ignacio Gutiérrez, investigadores de la Facultad de Medicina; Santiago Solís, director técnico de Magana Dea; e Irene Fernández, responsable de proyecto de Magna Dea. En representación de esta pyme no podrá estar su presidente, Francisco García, ya que se encuentra en Reino Unido, donde ayer participó en los premios anuales de la Cámara de Comercio de España. Precisamente, esta empresa ovetense, formada por unos quince empleados, tiene desde principios del año pasado un laboratorio en el Reino Unido, donde trabaja en un prometedor proyecto, que fue el mejor valorado dentro del programa de innovación Eurostars, "la Champions League de la I+D". Se trata de hacer un motor cerámico que se alimenta de hidrógeno, cuyo rendimiento es un 60% mayor que otro convencional. "Se probará en Inglaterra en una especie de locomotora y en una embarcación", avanza Francisco García.

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