LeCun y Hassabis auguran "enormes avances en inteligencia artificial en la próxima década"

"Las máquinas no se apoderarán del mundo pero tendrán sentido moral y emociones", dicen los galardonados en Investigación

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

"La inteligencia artificial será la herramienta multiuso para comprender nuestro cerebro, el universo y nuestro lugar en él", aventuró en la noche de ayer Demis Hassabis, programador y fundador de la compañía "Deep Mind", que es uno de los galardonados en esta edición de los "Princesa de Asturias" en la categoría de Investigación Científica y Técnica, durante el encuentro que junto al ingeniero de software y ejecutivo de Meta Platforms Yann LeCun, con el que comparte el premio –y con ellos Geoffrey Hinton y Yoshua Bengio, ausentes en Oviedo por razones de salud–, mantuvieron con el público en el almacén de la antigua fábrica de armas de La Vega, en Oviedo.

LeCun y Hassabis compartieron escenario e intercambiaron conocimientos e impresiones durante una conversación que ambos sostuvieron y en la que debían responder a la pregunta: "¿Sueñan las máquinas con humanos inteligentes?", que quedó sin resolver, porque lo que hicieron fue, más bien, explicar cómo funciona y cuáles son las aplicaciones del "deep learning", el aprendizaje profundo, y presentar algunos de la infinidad de hallazgos y productos desarrollados por sus respectivas empresas en ese campo.

Empezó LeCun, repasando las aplicaciones sanitarias, en la química, en la física, la astrofísica y en multitud de especialidades científicas, y mostrando una ínfima parte de toda la información disponible en la web, en código abierto, para acelerar el avance de la investigación. "Tenemos ideas intuitivas sobre cómo funciona el mundo", indicó LeCun. "Un bebé de 9 meses ya sabe qué es la fuerza de la gravedad, que si un objeto no se sujeta se cae", continuó exponiendo, y en el futuro, añadió, "necesitaremos máquinas que tengan una inteligencia humana, que nos ayuden en nuestra vida diaria, con la avalancha de información que recibiremos, no tendremos móviles sino gafas que nos permitirán sobreponer información al mundo real". "Las máquinas no son tan inteligentes hoy día. Pueden ser mejores que nosotros traduciendo una lengua, jugando al ajedrez, y esa es una lección de humildad, pero la suya es una inteligencia estrecha: adquirir sentido común depende del aprendizaje autosupervisado", dijo LeCun, y por el momento aún no está a su alcance.

En el futuro, las máquinas –LeCun no tiene ninguna duda de ello– superarán a los humanos en inteligencia. "Tendrán emociones, seguro; la emoción es anticipación, y tendrán sentido moral", avanzó, pero "no hay por qué tener miedo. Las máquinas no se van a apoderar del mundo, porque las vamos a construir para que no puedan hacerlo".

LeCun hizo ver a su audiencia, cientos de personas que siguieron atentamente una exposición que por momentos alcanzó cierta complejidad, que la inteligencia y el ansia de poder no van, ni mucho menos, de la mano. "El deseo de dominar el mundo no está relacionado con la inteligencia. Es más, los que sienten con más intensidad ese deseo no son los más inteligentes, y tenemos ejemplos evidentes de ello actualmente", dijo. Lo que el ser humano quiere no es poder sino influencia sobre sus congéneres.

Demis Hassabis comparte, más o menos, esa opinión. Auguró que "en esta próxima década vamos a ver enormes progresos en el campo de la inteligencia artificial". El fundador de "Deep Mind" tomó la palabra tras su colega y habló de cómo su equipo vio que había llegado el momento de aplicar a la ciencia sus hallazgos en el juego, como el desarrollo del programa "Alpha Go", que en 2017 ganó al campeón mundial de ese juego coreano, desarrollando incluso estrategias innovadoras a pesar de los más de dos mil años que tiene.

Habló del plegamiento de las proteínas y de la base de datos que su empresa ha puesto a disposición de la comunidad científica en código abierto y gratuitamente, con más de 200 millones de estructuras de proteínas. Lo hicieron, aclaró, después de comprobar que los beneficios de hacerlo eran mayores que los riesgos y los problemas éticos que podría conllevar. Más de 750.000 investigadores utilizan o han utilizado esta información.

La catedrática de Computación e Inteligencia Artificial y directora del departamento de informática de la Universidad de Oviedo, Irene Díaz, presentó a los dos ponentes y dirigió la conversación, planteándoles algunas preguntas e invitando al público a hacer las suyas.

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