Eduardo Matos, como en casa: el "Princesa" recibe un homenaje en un local mexicano de Oviedo

El galardonado disfrutó de una charla distendida con arqueólogos locales mientras degustaron un menú astur-mexicano

Tino Pertierra

"¡Arranca!", pidió con brío Eduardo Matos Moctezuma. Y el arpa de Orlando Estupiñán puso una exquisita y alegre banda sonora mexicana al viaje del premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales a un pedazo de su país en Oviedo. Rodeado de arqueólogos locales encantados de tener a una eminencia así con ellos, el hombre que dio nueva vida a Tenochtitlan disfrutó en la cafebrería (cafetería + libros) "Fuentes en Oviedo" (homenaje a la visita del escritor mexicano, también galardonado en 1994 con el premio de las Letras) de un doble momento de placer. Primero, uniéndose al Mural de Mexicanos Ilustres del espacio lúdico y cultural al descubrir una fotografía que recordará su paso por Asturias. Y luego, degustando un menú astur-mexicano para chuparse los dedos.

Pasemos lista:

–Tapa de cochinita pibil.

–Tamal México Astur (de berzas, salsa verde y gamonéu).

–Molletes (fabes, queso y pico de gallo).

–Pan de muerto.

Fernando Díaz Luna y Diana Paola Dueñas Garduño eran ayer una pareja feliz por contar con una presencia tan ilustre e ilustrativa en su local del barrio de Teatinos-Pumarín mientras uno de sus hijos pequeños, Mauri, ejercía a sus 5 años de guía entusiasta de las bondades gastronómicas. Díaz Luna recibió a Matos con palabras de admiración ilimitada: "Es una figura deslumbrante, su pasión académica es signo de respeto y admiración en México y en el mundo. Es usted, maestro, el eslabón último y más destacado de una generación de hombres y mujeres que han hecho de su vida una peregrinación al pasado. Usted representa lo mejor de nuestra sociedad. México es un gran país gracias a hombre como usted. Aquí está una muestra de que, en nuestra realidad, existen estrellas inmensas, que nos muestran el sendero de éxito al que todo mexicano debe aspirar, porque usted nos ha mostrado que es ese nuestro verdadero destino".

Eduardo Matos, como en casa

Matos en plena tertulia. / Fernando Rodríguez

Conmovido y agradecido, Matos destacó el recuerdo a "algunos de mis maestros, entre ellos faros de la sabiduría que llegaron a México a raíz de la Guerra Civil y que nos formaron a quienes nos alimentamos de sus conocimientos. Así empezaré mis palabras del viernes. Con gratitud".

Ahorita, sentado en la esquina de un sofá y rodeado de arqueólogas que escuchaban atentamente cada una de sus palabras, Matos –que agradeció calurosamente el tratamiento informativo que le ha dispensado este periódico– fue probando algunas de las delicias del menú mientras hacía las ídem de su reducido pero entusiasta público. Buen saque el suyo, recordemos que el día anterior había comido, con todo lo que debe tener, una fabada que le dejó un sabor de boca inolvidable.

El altar de los muertos es una ofrenda a la vida, en realidad. Y a la vida gastronómica en este caso: el menú servido en honor de Matos era tan intenso en sabores como en colores. Los invitados al acto de ayer –entre ellos LA NUEVA ESPAÑA– compartían en mayor o menor medida la pasión por la arqueología del homenajeado, desde Ángel Villa a Avelino Gutiérrez, pasando por María Antonia Pedregal (directora del Museo Arqueológico de Asturias, espacio que entusiasmó a Matos), Estefanía Sánchez Hidalgo, Paloma García, Alejandro García Álvarez, Margarita Fernández Mier y Patricia Suárez Manjón.

Ah, y que no se nos olvide Miguel Ángel de Blas, uno de los mayores expertos nacionales en monumentos megalíticos, que congenió al instante con su colega mexicano. Tanto es así que, dejando a un lado los asuntos profesionales habituales, se pusieron a hablar y hablar y hablar de sus recuerdos de infancia y juventud. De sus lecturas, de sus inquietudes, de sus convicciones. Y ambos, contó De Blas a este periódico mientras el arpista recogía su instrumento tras darlo todo con sones mexicanos de siempre, vivieron en primera persona las dudas que su vocación despertó en sus familiares. ¡La de veces que ambos escucharon la frase: "Te vas a morir de hambre"!

Desde luego, ayer ninguno de los dos se murió de hambre.

Eduardo Matos Moctezuma en el campus de humanidades

Eduardo Matos Moctezuma en el campus de humanidades / LUISMA MURIAS

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F. Torre

La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, en el campus del Milán, acogió este miércoles uno de los principales actos del curso académico: el encuentro de profesores y alumnos del campus con Eduardo Matos Moctezuma, premio «Princesa de Asturias» de Ciencias Sociales. «Los premios ‘Princesa’ siempre aciertan», aseguró el rector de la Universidad, Ignacio Villaverde, en la introducción al acto, en la que transmitió a Matos Moctezuma el «enorme interés» que tenía para la institución su presencia en el campus, así como «el cariño que te profesamos». Matos estuvo acompañado en el estrado por los arqueólogos Avelino Gutiérrez y Patricia Suárez Manjón y por la historiadora del arte Renata Ribeiro, con quienes debatió sobre la gran obra de su trayectoria profesional: el Proyecto Templo Mayor. Matos destacó la dificultad de exhumar Tenochtitlan toda vez que sus restos «subyacen bajo esa gran mole de cemento que es Ciudad de México», e incidió en la resistencia que tuvo que vencer para poder desarrollar la excavación y posterior musealización del Templo Mayor atendiendo a los preceptos de la Carta de Venecia (1964) y desechando una reconstrucción historicista, como reclamaban algunos sectores de la sociedad. Antes de la conferencia, Matos presidió la inauguración de una placa conmemorativa de su presencia en el campus del Milán, y tras la charla firmó en el libro de honor de la Universidad de Oviedo y en un ejemplar de la guía del Museo Templo Mayor.

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