Javier Montalvo, exdiputado socialista: "La única semejanza del PSOE con el del 82 son las siglas que, por sí, no significan nada"

"¿Tiene sentido mantener 22 o 24 ministros? Monedero y todo esos son alumnos míos, unos pillos; ¿en qué manos estamos?"

Jaime Montalvo. | J. A. A.

Jaime Montalvo. | J. A. A. / Juan A. Ardura

Jaime Montalvo fue diputado durante la etapa de la preautonomía asturiana por el PSOE, en los tiempos de Rafael Fernández como primer presidente de Asturias. Un cargo que en aquellos años compatibilizó con la de catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad de Oviedo. Ha sido rector de la Universidad nacional de Educación a Distancia (UNED), presidente del Consejo Económico y Social de España entre los años 2000 y 2006 y de la ONG "Ayuda en acción". En el vestíbulo del Reconquista no ocultó su desencanto con el actual rumbo del PSOE, ahora que se acaban de cumplir cuarenta años de su primera victoria electoral tras la Transición.

–¿Qué recuerdos guarda de su etapa de diputado en Asturias?

–Estuve aquí entre los años 1979 y 1982. Coincidí con Gerardo Iglesias. Ofrecimos al PCE la presidencia de la Junta del Principado, pero me contestó: "Eso son migayes". Aquella respuesta, con aquella contundencia, me pareció increíble. También guardo muy buen recuerdo de Bernardo Fernández, un hombre muy solvente y serio.

–¿Hace cuarenta años resultaba difícil compatibilizar su actividad política con su labor docente en la Universidad?

–Tenía un compromiso con el PSOE, estuve en la dirección del partido. Puedo dar mi palabra de que de que jamás he admitido mezclar mi trabajo en la Universidad con la actividad política. Tenía mucha ilusión en venir a Asturias y el motivo de mi llegada fue para trabajar en la Universidad de Oviedo. Antes de llegar a Asturias ya formaba parte del comité de listas del partido junto a Alfonso Guerra, que me ofreció ir a Granada. Por motivos familiares le dije que no podía y Alfonso me replicó: "Qué te has creído que es un partido, un club de golf?". Luego surgió la posibilidad de Asturias, una tierra con la que tengo una deuda de gratitud tremenda porque se me trató muy bien.

–¿Fueron difíciles aquellos inicios, echar a andar una autonomía?

–Rafael Fernández me trató con un cariño tremendo, era un paisano listo, estaba de vuelta de todo. Recuerdo momentos preciosos, salíamos a pasear por el Campo San Francisco y luego lo veía fumar su pipa sentado y me imaginaba qué estaría pensando. A lo mejor si los políticos estuvieran callados y quietos por lo menos evitarían problemas.

–¿Y usted qué piensa cuando oye hablar a políticos de la actualidad del régimen del 78?

–El origen de mi compromiso político está en las comunidades cristianas de base. Lo importante es luchar por los intereses generales y siempre con respeto.

–¿Qué le parece que ahora resulte tan difícil alcanzar acuerdos entre los grandes partidos, como está sucediendo con el Poder Judicial?

–Por un lado me parece insólito, pero cuando uno tiene la convicción de que el otro partido pretende utilizar el acuerdo para luego meterte de matute las leyes que quiera, entiendes algo más esta situación. Si un Poder Judicial se politiza de esa forma, sus miembros van a cumplir órdenes. Mientras no nos convenzamos de que al Poder Judicial hay que dejarlo en paz... El problema está cuando un partido quiere utilizar el Poder Judicial para avalar determinadas políticas. Ante determinados partidos no se puede ceder. Por ejemplo, cómo puede el PSOE apoyar lo que diga Gabriel Rufián. Cuando yo estaba en el Parlamentín me planté muchas veces, no podíamos ceder, se acabó la historia. Las ideologías políticas deben estar al servicio de un modelo de sociedad más justa y más respetuosa.

–¿Qué diferencias encuentra entre el PSOE de su etapa y el actual?

–No, la única semejanza son las siglas y, cuidado, que las siglas no hacen un proyecto político. Las siglas, por sí solas no significan nada, Yo entré en el Partido Socialista en el año 1970 y creo que fui el primer catedrático de universidad española afiliado al PSOE después de la Guerra Civil y con responsabilidades. Lo siento mucho, pero ahora estoy entristecido por la cobardía de mucha gente socialista que calla aunque no está de acuerdo.

–¿A qué se refiere?

–Nunca voy a criticar al PSOE porque tenga una política fiscal determinada, aunque hay que saber venderla, pero lo que nunca apoyaré es la desigualdad de los ciudadanos ante la ley, como sucede con Cataluña y el País Vasco. Y no me vale el argumento de que te dan votos porque al final los pierdes. No se puede engañar porque la gente no es idiota y hay que tenerles un respeto. ¿Qué sentido tiene mantener 22 o 24 ministerios? Monedero y todos estos son alumnos míos, unos pillos. ¿En qué manos estamos? Hay que ser muy ejemplar. No irte a los conciertos en avión. Ya sé que dicen "es el chocolate del loro", pero caray el loro ya tiene cirrosis de tanto chocolate. Ya está bien. Y un político tiene que respetar a todo el mundo.

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