El plan le salió redondo a Abelardo. El Sporting se entrenó ayer en El Molinón en una mañana soleada y sus futbolistas recibieron el cariño de su afición. Las puertas abiertas del estadio en un sábado por la mañana fueron un imán para los aficionados. La rotación de seguidores que entraban y salían fue continua a lo largo de la mañana, pero la media de seguidores presentes en el tramo abierto de la Tribunona superó holgadamente los 1.500 espectadores.

El equipo fue recibido con aplausos al inicio del calentamiento y en su salida del túnel de vestuarios y fue despedido de la misma forma cuando Abelardo dio el pitido final al partidillo de entrenamiento con vistas al choque del Ciudad de Valencia. El público se mostró muy animoso durante toda la mañana y celebró cada regate o cada disparo de los rojiblancos. Una espectacular volea de Sanabria que rozó el larguero provocó exclamaciones de admiración.

Abelardo juega la baza del sportinguismo con un doble motivo. De entrada, para que los futbolistas se sientan arropados ante un desplazamiento que se realiza en jornada laboral y en la otra punta de España. Por otro lado, porque el Pitu sabe que la grada de El Molinón puede dar puntos en este apretado sprint por la salvación, como lo hizo ya ante el Atlético de Madrid, según reconoció el Cholo Simeone.