Álex Pascanu | Defensa del Sporting

El "vidente" Pascanu y sus orígenes en una granja de Inglaterra: "El otro día le dije a Nacho Méndez 'huelo a gol'. Tuve un feeling"

"Mi sueño es jubilar a mis padres de la granja en la que trabajan y que puedan volver a Rumanía", dice el defensa

Pascanu.

Pascanu. / Ángel González

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

"Iba caminando por la calle, y vi la foto de mi gol en el periódico (la portada de LA NUEVA ESPAÑA del jueves 5 de octubre) y pedí tantos periódicos para mi familia que me dijeron ‘no podemos dártelos todos, tenemos compromisos...Tuve que comprar los demás en otro sitio". Álex Pascanu (Rumanía, 25 años) tiene aura. Ganas por triunfar. Termina el entrenamiento en Mareo, y el defensa se ve con LA NUEVA ESPAÑA.

–Imagino que todavía carga con el cansancio y la adrenalina del último partido: victoria y gol.

–Todos hicimos un partido muy bueno. Estamos felices.

–Nace en Rumanía, pero con cinco años se va a Inglaterra.

–Mis padres se fueron a trabajar a Inglaterra, a una granja de fresas. Yo no quería, pero era un niño y me tuve que ir con ellos.

–¿Dónde vivían en Rumanía?

–Era un pueblo, Bogdanesti. Luego crecí en Inglaterra. Con 8 años firmé con el Leicester. Futbolísticamente estuve allí hasta los 20 que me fui a Rumanía.

–¿Por qué se van sus padres?

–Acabaron de estudiar en la Universidad. Pero no tenían oportunidades para tener una mejor vida. Eligieron irse a trabajar a Inglaterra. Los primeros años me quedé en Rumanía con mis abuelos. Desde los 2 a los 5.

–¿También su hermana?

–No, ella nació ya en Inglaterra cuando tenía 5 años.

–¿Cómo fue criarse con sus abuelos y alejado de tus padres?

–No me acuerdo de todo perfectamente. Sí que tenía muchos amigos allí...Tuve suerte. Mis abuelos son... "¿Cómo se dice? ‘Teachers’. Mi abuela me llevaba siempre con ella a las clases.

–¿No echó en falta la figura de sus padres siendo un niño?

–Pero ellos venían de vacaciones cada tres meses y en invierno, cuando se acababa la temporada de la granja en Inglaterra...

–¿Mantiene el vínculo con sus abuelos?

–Por suerte, tienen una gran salud. Siempre digo que allí está mi casa. Cada vez que tengo un día libre o en vacaciones de Navidad, voy a verlos.

–¿Se acuerda del vuelo desde Inglaterra a Rumanía?

–¡No fue en vuelo, era en coche! Me acuerdo de todos los viajes que hemos hecho. Unas ocho o diez veces recorríamos ese Rumanía-Inglaterra. Tardábamos dos días por carretera. Me acuerdo cuando llegué y conocí a los hijos del dueño (de la granja). Al final, fueron mis amigos. Crecí con ellos.

–Mantiene raíces...

–Mis padres todavía viven ahí. Cuando puedo también voy...

–¿Sus padres siguen viviendo en Leicester?

–La granja no está en Leicester. Está a una hora de Birmingham.

–Ah...

–Cuando era pequeño tuve que elegir: fichar por Leicester o Nottingham. Teníamos entreno tres o cuatro veces por semana. Mi padre tenía que hacer un esfuerzo ....

–Se emociona...

–Cuando pienso esto, fue un sacrificio muy grande. Él no hizo eso para que fuese futbolista, lo hizo por el cariño y amor a su hijo. A mí me gustaba jugar a a fútbol. Me llevaba desde Chilcote (el pueblo donde vivían). De allí a Leicester hay unos cincuenta minutos. Acababa en la escuela, llegaba a casa, a las cuatro iba a entrenar y no volvía hasta después de las nueve.

–¿Qué tal la adaptación?

–Tenía que aprender sí o sí, y cuando eres un niño lo haces rápido. En un mes, o así, sabía hablar. Durante el verano venía mucha gente de Rumanía a trabajar. He crecido con gente de mi país y eso me ha ayudado a que no se me olvide el idioma. A mucha gente que sale del país y pasa muchos años fuera le pasa. Tuve suerte porque allí tenía una comunidad grandes de gente de mi país.

–¿Cómo empieza en el fútbol?

–Con seis años jugaba en el equipo del pueblo. Al año vino un ojeador del Leicester y otro del Nottingham y me invitaron a hacer pruebas. Fui a los dos clubes. Los dos me quisieron. Entonces mi padre me dijo: "¿Dónde quieres ir? La distancia es casi igual". Pero me sentí mejor en Leicester. Cuando llegué el equipo estaba en Championship. Pero descienden a League One. Tenían muchos problemas económicos. Con 10 ya estaban en League One, que aquí es como Segunda B. Me acuerdo cómo cambió todo... La ciudad deportiva entonces no era tan buena. Pero el club empezó a crecer.

–¿Por qué?

Creo que fue en 2010 o en 2011 cuando cambia el propietario. Lo compran unos tailandeses (King Power). Ponen dinero y el club crece.

–Tiene cualidades de futbolista inglés: potente, fuerte en las disputas...

Claro, al final he crecido ahí. En la Academia del Leicester trabajé mucho el aspecto físico. Haces entrenamientos donde trabajas aspectos que en Rumanía o en España no se tocan tanto. Aquí es más fútbol, ¿sabe? Pero trabajar esas cosas me convirtieron en mejor jugador...

–¿Mantiene relación con compañeros de la Academia?

–Sí, hice amigos.

–¿Alguno ha llegado?

–Dos o tres. Uno que está en el Fulham: Calvin Bassey. Otro que está en el Leicester:Kiernan Dewsbury-Hall. ¿Quién más...? Ah, sí, Harvey Barnes, que está en el Newastle ahora... Pero de los que empezaron en mi grupo... Para llegar a firmar con Leicester éramos 300 niños a pruebas, de ahí eligieron 15 y luego solo llegamos 2 al equipo Sub 23. Por eso le digo que no me llevaban para ser jugador...

–Y... vuelve a Rumanía.

–Después de la Eurocopa (sub-21) que hicimos en 2019 me llega una oferta de Cluj y otra de Steaua. Quería hacer el paso al fútbol profesional. Y elegí el Cluj. Estoy contento con esa decisión: solo jugué cuatro meses y cinco partidos, pero estoy satisfecho. Me fui cedido al Voluntari. ¡Hicimos una gran remontada! Cuando llegué, el club tenía ocho puntos. Y el siguiente, veinte. Después me fui a la Ponfe.

–¿Y cómo salta a España?

–Compartí vestuario con un compañero, Pablo de Lucas, que es mi amigo, que creció en el Sporting. ¡Es mucha casualidad! Él ascendió con el equipo en 2008.

–¿Le hablaba del club?

–Todo el rato (risas). Es su equipo... Habló con sus repres, que llevaban a Bolo y él me llevó a la Ponferradina. Cuando llegué, no sabía hablar nada de español. Tuve suerte porque teníamos un vestuario muy bueno.

–¿Lo pasó mal con la incertidumbre del mercado en verano?

–Sí, porque con el fútbol nunca se sabe: va por momentos. La verdad que tuve suerte de venir aquí. Prefiero ni pensar en aquello.

–¿Es feliz en el Sporting?

–Sí, mucho. Ya he encontrado una casa donde vivo. Estoy contento con el trabajo que hacemos en el día a día. Es un vestuario muy unido y eso es importante.

–El club bromeaba ayer en redes sociales sobre su polivalencia: Pascanu central, lateral y ahora delantero...

–En mi primera semana me pregunta el míster: "¿Puedes jugar de lateral?". Le dije que sí, pero que llevaba mucho sin jugar en esa posición. Pero puedo intentarlo. Ahora me da igual que me ponga de portero, lateral, central o delantero...

–Lo que le va es competir...

–Ganar.

–¿Pero no le da rabia no tener más continuidad de central?

–Es una decisión del entrenador. Somos todos jugadores.

–Tiene algo de brujo o vidente... En El Alcoraz da la arenga y asegura que ganan. Y ganaron.

–Tenía un "feeling". El otro día le dije a Nacho (Méndez) "hoy huele un poco a gol".

–¿Se lo dijiste?

–Pregúntale (risas).

–Dos coincidencias en el mismo partido...

–No, no. Uno fue en Huesca. El otro ya ante el Elche.

–¿Entonces también predijo su gol ante el Elche?

–Sí, estaba el ambiente así... Tuve un olor a gol. Luego me cae la pelota. Me quedó ahí. Tiré y entró.

–¿Y qué huele este año? ¿Huele optimismo?

–Sí. Viendo el equipo que tenemos y vestuario, si seguimos trabajando así, podemos conseguir algo muy bueno.

–¿Le gustaría seguir? El club tiene una opción de compra.

–Sí, sí. Pero mi primer objetivo es hacer un año bueno. Ayudar al club. Tratar entre todos de conseguir algo bonito. Después veremos qué decisiones toma el club.

–Se está dando que muchas veces usted que era central juega de lateral y tiene por delante a Hassan, que tiene una vocación evidentemente ofensiva.

–Nos compensamos bien. Alguna vez quizá no le gusta defender o no lo hace como debe, y yo lo compenso. O al revés: él está en el ataque y me quedo atrás.

–Aquí hubo un caso de un central que hizo una gran carrera de lateral: Luis Hernández.

¡Lo conozco del Leicester! Coincidí. Jugó un par de partidos con el equipo sub-23. Pero no sabía que jugó en el Sporting. Tiene un saque de banda... Muy fuerte.

–¿No sabía que jugó aquí?

–No... Lo vi en una foto en El Molinón. Y dije: "es él".

–¿Cuál es su sueño?

–Conseguir que mis padres se jubilen y vuelvan a Rumanía. Ya he empezado a construirles una casa en el pueblo. Espero que en un par de años, cuando acabe mi hermana la universidad, puedan volver.

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