Habla Babin tras su "emocionante" vuelta a El Molinón y la dura batalla con su amigo Djuka: "Si yo fuese entrenador del Sporting, lo pondría siempre"

"Espero y deseo que el equipo llegue al play-off; tengo que pedirle a la afición que ayuden como están haciéndolo hasta ahora: los futbolistas lo necesitan", afirma el central francés en entrevista a LA NUEVA ESPAÑA

Babin, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.

Babin, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. / Marcos León

Andrés Menéndez

Andrés Menéndez

"Ha sido bonito y a la vez raro. Fue una noche muy emotiva", dice Jean-Sylvain Claude Babin (37 años, Corbeil-Essonnes, Francia) en su entrevista con LA NUEVA ESPAÑA. El excapitán del Sporting aprovecha para rememorar su vuelta del pasado sábado a El Molinón con el Alcorcón.

–¿Cómo fue volver a casa?

–Muy emotivo. Desde el viaje de Alcorcón al hotel de concentración a la visita de excompañeros. O el entrenamiento del viernes por la tarde en Mareo, cuando vi a empleados del club. O el recibimiento de la afición en el calentamiento. También después, a la salida del partido. Fue un encuentro cargado de emociones: quiero agradecer a la afición, empleados y excompañeros el trato que me han dado. Me esperaba cariño, pero no tanto.

–¿Y una vez en El Molinón?

–No le voy a mentir, fue un poco raro. Cuando bajé del autobús, a la salida del parking, pensé: "A ver si no me voy a equivocar de vestuario o de lado en el calentamiento". Pero lo pensé tres veces y no me equivoqué (risas). Un poco raro, en el sentido de que fueron cinco temporadas. Sí había jugado una vez con el Alcorcón en El Molinón. Fue en la temporada 2012-2013, pero todavía no había jugado en el Sporting. Ha sido bonito y, a la vez, raro.

–Uno de los excompañeros que le visitó en el hotel en Gijón fue Djuka.

–Fue uno de los que me fue a ver, sí. Estuvimos hablando como media hora. Djuka es un buen delantero, un buen futbolista, pero sobre todo es mi amigo. Estuve cuatro largos años compartiendo habitación en los viajes. Nos conocemos mucho. También me vino a ver Varane. Tenemos la misma cultura. Es de Martinica. Me ve como un hermano mayor y yo a él como el pequeño. Charlamos un poco sobre su temporada. Está siendo un poco más difícil para él este año. Está bien que otro jugador de Martinica esté en el Sporting. Primero fue Gregory, luego yo y ahora Varane (risas).

–Usted y Djuka se tienen mucho cariño.

–Mucho. Cuando terminó el partido pude dar un abrazo a su mujer (Miljana), a su hijo (Tadej) e hija (Andrea). Al final, forman parte de mi vida. Pero en el campo no cambiamos nada a lo que venimos haciendo los dos. Antes como compañeros. El sábado en El Molinón, como rivales.

–Fue una gran batalla.

–Sí. No hubo tregua ni nada por el estilo. Los dos somos ganadores. Esta batalla se fue para él. Mire, durante el partido estuvimos hablando prácticamente todo el rato. Al final del encuentro se nos subían los gemelos a los dos, porque llevamos tiempo sin jugar. Presta volver a jugar en el lugar que considero mi casa, junto a Alcorcón.

–¿Habría preferido no enfrentarse a Djuka?

–Si yo fuese entrenador del Sporting, pondría siempre a Djuka en el campo. Lo primero, porque es mi amigo. Lo segundo, porque el Sporting me parece siempre más duro cuando está él en el campo. Les da más empaque como equipo. Es una opinión personal. La foto juntos los dos como capitanes quedará para el recuerdo. De hecho, me la mandó él.

–¿Para usted fue penalti?

–Voy a seguir la misma línea de mi entrenador (Nafti) en sala de prensa. No voy a opinar.

–¿Le dio muchas vueltas?

–No. Las dos aficiones me reconocieron el partidazo que hice. De hecho, nuestro entrenador también nos felicitó por el partido que hicimos. Fuera de casa veníamos de encajar tres goles con el Leganés. Nos dijo que habíamos sido un equipo más reconocible. Por una jugada puntual no cambia nada. Creo que hice un buen partido con el contexto que tenía. Estoy contento con mi aportación y rendimiento.

–Habla del contexto. ¿Se puede uno abstraer de todo lo que le rodea en un partido así?

–Intentando competir al máximo, y, a la vez, disfrutar. Hay quienes prefieren abstraerse en un partido así. Pero a mí me gusta meterme. Por ejemplo, cuando un aficionado decía ‘bien Babin’, yo lo escuchaba, por más que estuviese concentrado en el partido. Estaba muy pendiente de lo que pasaba en los banquillos o en la grada. Era imposible no escuchar los aplausos que me dedicaron. Este partido me lo voy a quedar para siempre. No le voy a decir que es como una final de play-off de ascenso, pero fue una noche muy emotiva. Diría que casi perfecta, quitando el resultado, claro. La recordaré siempre, y de forma muy positiva.

–Una parte de El Molinón dedicó algunos pitidos a Nacho Méndez. ¿No es doloroso por la temporada que está haciendo?

–Claro que me duele. Antes del cambio hubo un par de jugadas en las que perdió la posición y se escucharon algunos pitos. Sería una máquina sin corazón si le digo que no me duele escuchar esos pitos. A ‘Nachín’ le tengo mucho cariño. Es otro amigo. Es verdad que es de otra generación, pero es un amigo. Traté de animarle cuando le cambiaron. Tuve un gesto: le di la mano porque esto puede pasar. El mismo día del derbi metió gol, aunque luego bajó un poco su rendimiento. Esto es muy largo. Son 42 jornadas y los picos de forma en un futbolista van cambiando. No tengo ninguna duda de que al final de temporada, Nacho va a ser muy importante para que el Sporting llegue al menos a play-off. Estoy convencido.

–¿Ve al Sporting luchando por el play-off hasta el final?

–Espero y deseo que el Sporting va a jugar mínimo el play-off de ascenso. Estamos en un momento donde el entorno está un poco nervioso por la imagen de los días de Burgos y Levante. Sigo bastante al equipo. Entiendo el cabreo y la poca paciencia. Pero sí tengo que pedirle a la afición que ayuden como están haciéndolo hasta ahora: los futbolistas lo necesitan. Se necesita un ambiente positivo y paciencia. En El Molinón no gusta que se juegue hacia atrás. Pero todo tiene su lógica. Los jugadores ahora deben tener la mente fría de aquí al final. Habrá jornadas que estén fuera del play-off y otras dentro. Pero veo al Sporting luchando por el play-off, incluso por el ascenso directo hasta el final. Así lo pienso.

–¿Firma con sangre la salvación del Alcorcón y el ascenso del Sporting?

–Es mi deseo. Ojalá se cumpla. Para los dos equipos sería estar en el lugar donde se merecen estar: el Alcorcón en Segunda; y el Sporting en Primera.

–Termina contrato a final de esta temporada.

–Así es.

–¿Tiene claro su futuro?

–No, pero ahora estoy bastante enfocado en ayudar al equipo cuando juego y en mostrar una buena actitud cuando no lo hago. Mi idea es acabar mi carrera en el Alcorcón. No le voy a mentir, hace tiempo que ya no pienso en el largo plazo. Pero sí me veo un par de años más.

–¿Llegar hasta los 40?

–Sí, eso espero. Me noto bien físicamente y mentalmente. Mi idea sería quedarme en el Alcorcón, pero hay otra parte. De momento, no hay negociaciones, ni contactos. Lo primero es salvar el equipo, luego ya se verá. Así que tranquilidad.