Murcia, Ana GARCÍA

Ser madre primeriza es algo que aterra a cualquier mujer, pero, si en el momento del parto, la tierra tiembla bajo los pies, la angustia se eleva a la enésima potencia. En esa situación se vio el pasado miércoles por la tarde Mónica Bazalova, una joven de 27 años de edad que acudió al Hospital Rafael Méndez de Lorca para dar a luz, y que se encontró con la mitad del cuerpo anestesiada para que le practicasen una cesárea justo en el momento en que se produjo el seísmo que ha matado ya a nueve personas, entre ellas dos embarazadas. Lo suyo ha sido realmente un parto difícil y agitado.

Aunque ahora se recupera en el Hospital Materno-Infantil de la Arrixaca, situado en Murcia capital -adonde fue trasladada de inmediato-, de su rostro aún no se ha borrado la angustia que vivió durante esos minutos en los que le practicaban una cesárea urgente, mientras se producía el terremoto. El tono de sus palabras deja entrever la incertidumbre a la que se enfrentó en ese terrible momento de absoluta conmoción entre el personal sanitario que la estaba atendiendo.

El pequeño Oliver ya se encuentra bien y a su lado, pero ella aún duda sobre el peso que tuvo al nacer. «Había mucha confusión y no estoy segura de si me lo han llegado a decir. Creo que pesó 3,8 kilos, pero lo que sí que no sé aún es lo que mide», señala. Mónica Bazalova relata esos momentos de inquietud que vivió en el quirófano del hospital lorquino y reconoce que, realmente, «tenía mucho más miedo por el parto que por el terremoto, ya que la cesárea me la hicieron muy rápido».

Pese al mal rato que pasó aún tiene ánimos para bromear. «Cuando todo empezó a temblar no podía salir corriendo, porque tenía las piernas dormidas para la cesárea, ya que me habían puesto el doble de anestesia», asegura esta mujer, aún con el susto en el cuerpo.

La joven, que es de origen eslovaco, aunque lleva años afincada en España, afirma que el traslado al hospital de Murcia capital fue muy rápido. «Nos sacaron de allí los primeros, ya que había prioridad para quienes habían sido operados», aseguró. Tanta prisa se dieron en evacuarla del Hospital Rafael Méndez, que al niño ni siquiera le hicieron las pruebas habituales que suelen hacerse a los recién nacidos, sino que las pospusieron hasta llegar al Materno-Infantil de la Arrixaca, según asegura la madre, con un poco de preocupación.

Mónica Bazalova tiene grabada a la perfección la imagen de los pasillos del centro hospitalario de Lorca mientras la sacaban apresuradamente en camilla para trasladarla al hospital de la capital murciana. «Las paredes tenían grietas y había muchos objetos por el suelo», señala.

Además, añade que su pareja, Bruno, no pudo contener las lágrimas fuera del quirófano cuando le enseñaron a su hijo mientras a ella la cosían tras la apurada intervención. «Me dijeron que no paraba de llorar, quizá por los nervios», afirma. Sin embargo, Mónica Bazalova no es la única mamá del terremoto, ya que otra joven también dio a luz por cesárea en el hospital de Lorca, durante el temblor y ahora descansa en la Arrixaca.

En el hospital lorquino se vivieron momentos de pavor, con los enfermos corriendo fuera de las instalaciones con los goteros puestos, mientras iban llegado los primeros heridos al centro. Finalmente fueron evacuados todos los pacientes debido a los daños estructurales sufridos por el edificio, ante el riesgo de que se viniese abajo.