Agua hirviendo en la campana extractora: el método con el que dirás adiós a las incrustaciones de toda la cocina

Así es como debes eliminar la grasa acumulada

La campana de la cocina es uno de los rincones más difíciles de limpiar de la cocina. A pesar de no estar directamente en contacto con la comida y los restos, es el artilugio encargado de atraer todo el humo generado a la hora de cocinar. Precisamente por su posición, justo encima de la comida, se lleva consigo todo el vapor emitido por las sartenes y las ollas, que también transportan restos de grasas de los alimentos y el aceite. Por eso, será mejor que no te despistes más de la cuenta e incluyas su limpieza durante las rutinas de vez en cuando.

La cocina es, junto al cuarto de baño, la estancia de la casa que más suele acumular suciedad. Ya sea en forma de bacterias o de restos, las funciones que venimos a desempeñar en estos espacios dejan su rastro mucho más rápidamente que en otros lugares de la casa donde nos limitamos a descansar. Las incrustaciones, cuanto más las dejemos pasar, más difíciles serán de eliminar, y por eso mismo la campana extractora es una de las principales víctimas del paso del tiempo y la acumulación.

Limpiarla, además, no es tarea agradable. Al fin y al cabo, si la grasa de por sí suele dejar una textura bastante poco atractiva, imagina si ha ido acumulándose durante semanas. A la hora de retirarla con un quitagrasas descubrirás lo difícil que es sacarla y cómo se van formando capas sobre tu bayeta de color negro. No te preocupes, aquí te dejamos un método que además dejará como nuevos otros espacios de la cocina con solo preparar el remedio.

La cocina como nueva

Para llevar este truco a cabo, tan solo necesitarás dos elementos: agua y bicarbonato. Prepara una olla llena de agua y echa una cucharada de bicarbonato. Después, déjala que hierva para que el vapor de agua suba y enciende la campana extractora. De esta manera, conseguirás ablandar la grasa, ya que el vapor caliente se pegará por toda la chapa y la quitará con solo una pasada. Y como todo lo que sube baja, mucho vapor también irá a parar sobre la encimera y la vitrocerámica, así que ya de paso puedes limpiar el resto de la cocina y ahorrarte trabajo de cara a la siguiente limpieza general.

De todas formas, aún te quedará una parte por limpiar. Todas las campanas extractoras cuenan con paneles de alambre que son los que reciben el primer impacto de los vapores. Estos elementos que actúan como filtros acumulan mucha suciedad y, aunque pasen desapercibidos a la vista, si nos olvidamos de limpiarlos los restos al final terminarán dificultando su funcionamiento. Una vez hayas limpiado toda la campana, sácalos y llévalos al fregadero. Pásales un trapo con agua caliente y frota con estropajo y jabón de lavavajillas para disfrutar de unos paneles relucientes.