Serie "El Relevo" | Susana Martínez Prieto Directora general de Grupo Siero

"Talar árboles no es malo, somos los más interesados en que los bosques pervivan en buenas condiciones"

"Los impuestos nos machacan, sobre todo el de sucesiones; muchas empresas se han marchado de Asturias por razones fiscales"

Susana Martínez, junto a tablas y troncos apilados en el aserradero de Maderas Siero. | |  ÁNGEL GONZÁLEZ

Susana Martínez, junto a tablas y troncos apilados en el aserradero de Maderas Siero. | | ÁNGEL GONZÁLEZ / Yago GonzálezY. González

Yago González

Si usted viaja a Fráncfort (Alemania), quizá pueda visitar la Torre de Goethe, una construcción de 43 metros de altura cuyo origen se remonta a un puesto de vigilancia del siglo XIX. La torre, inaugurada en 2020, está hecha principalmente de vigas de castaño. La misma madera que, por poner un ejemplo más cercano, domina en el complejo de oficinas "Ombú" en Madrid, que diseñó el famoso arquitecto Norman Foster y que actualmente acoge la empresa de videojuegos EA Sports. Ambas instalaciones tienen en común al suministrador de la materia prima: el Grupo Siero, formado por las sociedades Maderas Siero y Siero Lam. Es el mayor proveedor de Europa de madera de castaño.

La compañía asturiana gestiona recursos forestales y procesa la madera necesaria para la fabricación de muebles, perfiles para carpintería, vigas laminadas para construcción o fachadas de edificios, entre otros productos. Para ello, sierran unas 20.000 toneladas de madera al año, la práctica totalidad procedente del castaño, del que Asturias posee el 80% de las reservas de España. La mitad de las ventas se dirigen al mercado nacional, y la otra mitad se destina a la exportación, principalmente a países europeos.

Al frente de la compañía, cuyo origen se remonta a los años 30 del pasado siglo, están la tercera y cuarta generación de la familia fundadora: el presidente, Pedro Martínez García, y una de sus dos hijas, Susana Martínez Prieto (Oviedo, 1975). Ambos lideran un equipo de 120 personas que muy pronto contará con unas oficinas ampliadas en el recinto de la empresa, perfumado por el olor a la madera recién cortada en el aserradero. Susana Martínez habla con LA NUEVA ESPAÑA dentro de la serie quincenal de entrevistas que, bajo el título de "El relevo", presenta a las nuevas generaciones de las principales empresas familiares de Asturias.

–¿Cuál es la organización general del Grupo Siero?

–La empresa original, Maderas Siero, es la propietaria de 300 hectáreas de monte y se encarga de la explotación, gestión forestal, serrado y secado de la madera, que en un 95% es de castaño asturiano. Después, Siero Lam hace la segunda parte de la transformación, que es la elaboración de tablas, tablones y vigas. En ese proceso, aproximadamente la mitad de la materia prima procede de ese castaño aserrado en Maderas Siero, y la otra mitad, de maderas importadas como el roble, el fresno, el nogal, la haya, el pino o el iroko.

–¿Qué tipo de clientes tienen?

–Nuestros clientes son constructores, carpinteros, fabricantes de muebles, distribuidores... Varían en función del producto que ofrezcamos. Cada vez estamos más en contacto con despachos de interiorismo y arquitectura.

Una máquina del aserradero de Maderas Siero corta un tronco.

Una máquina del aserradero de Maderas Siero corta un tronco. / LNE

La empresa

  • Transformando árboles. Con origen en los años 30, el Grupo Siero es el mayor proveedor de Europa de madera de castaño. Entre sus clientes hay constructoras, carpinterías y despachos de arquitectura. 
  • 120 empleados. La plantilla suma los empleados de las dos sociedades del grupo, Maderas Siero y Siero Lam.
  • 20.000 toneladas. Es la masa total de la madera serrada al año, con la que se fabrican tablas, tablones y vigas.
  • 300 hectáreas de monte. Es la superficie total que posee la compañía, la mayoría ubicado en zonas como Teverga, Proaza o Quirós.
  • 30 millones de euros. Facturación del grupo en 2023. La mitad provino del mercado nacional y la otra mitad, de la exportación.

–¿Por qué se han centrado en el castaño?

–Siempre ha sido la madera más valorada en Asturias por sus propiedades naturales de estabilidad y durabilidad. Eso hace de ella un producto muy versátil. Por ejemplo, para una carpintería expuesta en el exterior se necesita una madera que sea durable y que, además, sea estable, de modo que el producto final (como una ventana) no haya alterado su tamaño en el proceso y funcione bien. Por eso el castaño siempre se ha usado mucho en Asturias para hacer puertas y ventanas. Siempre se ha pagado más por una viga de castaño que de roble. Cuando una viga maciza se pone en servicio aún no está seca del todo y la madera del roble es más fibrosa, por lo que se corre el riesgo de que se desplome toda la estructura. Con el castaño eso no pasa, nunca se cae.

–En el imaginario común de los no expertos, ¿no es el roble la mejor madera?

–Esa impresión se ha extendido más entre las nuevas generaciones, pero los más antiguos sabían que era el castaño. Y no sólo en Asturias, también en Galicia. La gente que tenía dinero no ponía roble en casa, sino castaño. Y actualmente sigue siendo así: el castaño tiene un punto de exclusividad, mientras que la madera del roble es mucho más accesible.

–El 80% del bosque de castaño del país está en Asturias.

–También hay algo en Cataluña, aunque muy poquito. Lo que más abunda en el resto de España son pinos y eucaliptos. Respecto al castaño, siempre se ha dicho que lo trajeron los romanos a Asturias, pero no es cierto: existen fósiles del Período Cuaternario. Es un árbol autóctono que ya formaba parte de la flora asturiana; lo que hicieron los romanos fue extenderlo, porque daba fruto, producía madera para la construcción y taninos para curtir pieles.

Aficionada a la pintura y a la montaña

«Me encantaría tallar madera y siempre me llevo retales a casa, pero la verdad es que no tengo tiempo», asegura Susana Martínez, que vive rodeada de la materia prima que brinda el castaño asturiano: los despachos y las salas de reuniones del Grupo Siero están llenas de mesas, sillas y objetos decorativos de dicho material. Pero, como ella misma admite, sus labores directivas le absorben demasiadas horas del día como para seguir labrando madera en casa. La empresaria, formada como ingeniera de Montes para enfocarse al negocio familiar, es una persona creativa y en el pasado cultivó con intensidad la afición a la pintura y el dibujo. También le gusta ir al monte: «Conozco todos los refugios de Asturias». Tiene un hijo de diez años. Su única hermana, Carmen, vive en París y se dedica al sector financiero. 

–¿Cómo se realiza el proceso de extracción en la primera fase, en el monte?

–El castaño es un árbol que no muere cuando se corta, sino que rebrota. En ese rebrote salen 15 o 20 brotes que compiten por luz, agua y nutrientes, y algunos mueren. Al cabo de 15 años lo habitual es que queden unos cinco u ocho brotes, y se hace una poda para dejar uno o dos. Todo eso supone una inversión económica, porque debe trabajar una cuadrilla de motoserristas, una persona que marque los llamados árboles "de porvenir", que son más vigorosos... Eso tiene un coste para generar algo que la mayoría de las personas no van a ver en vida, ya que el bosque de castaño se explota cada 45 y 55 años si es monte bajo –el que sale del tocón–, cada 80 años o más si es monte alto, el que nace de la semilla.

–¿Cómo se lidia con la opinión de que empresas como la suya deforestan los bosques?

–Nosotros invertimos en comprar propiedades forestales para poder gestionarlas y tenerlas en buen estado. Los montes que se gestionan adecuadamente no sólo favorecen que los árboles crezcan más fuertes y sanos, sino que promueven la biodiversidad. Esto lo podemos observar con cámaras y medidores que tenemos en los bosques, dentro de nuestro proyecto "Living Lab". La única premisa cuando consumes madera es que sea sostenible; nosotros tenemos certificaciones que acreditan que trabajamos de ese modo. Como empresa familiar, trabajamos pensando en el largo plazo, para que el negocio se mantenga en el tiempo y, con él, todo el ecosistema que creamos, que además ayuda a la economía rural. Si el bosque de castaño no genera riqueza, corremos el riesgo de que sea sustituido por otro que sí la genere, como puede ser el eucalipto. Tenemos que ser conscientes de que talar árboles no es algo malo, sino que lo importante es una buena gestión para mantener los bosques en el tiempo. Nosotros somos los primeros interesados en ello. Las sociedades más ecologistas son las nórdicas, y allí cortan bosques a morir. Tenemos que desterrar esa idea de que cortar árboles es acabar con los montes. Nosotros nos preocupamos de que vuelvan a rebrotar en buenas condiciones.

–¿Ustedes generan residuos?

–No, absolutamente ninguno. La nuestra es una empresa de economía circular al 100%, porque aprovechamos todos los restos de la madera del aserradero. Por ejemplo, lo que no sirva para vigas lo utilizamos para hacer postes, pontones, leña o pellets.

–¿Cuál es el perfil de la propiedad de los bosques de castaño?

–Compramos terrenos tanto a la administración pública, vía subasta, como a propietarios privados. La mayoría de los castaños se ubican en propiedades privadas de minifundio, que son las que más abundan en Asturias. La comunicación para adquirir los terrenos se hacen en doble dirección: los propietarios acuden a nosotros y nosotros a ellos. A veces incluso tenemos que ir literalmente al bar del pueblo para preguntar a quién pertenece tal o cual parcela. Una vez localizada, se hace una inspección del monte y para determinar si la madera es de calidad y la extracción es viable. Si es así y decidimos comprar, empezamos las negociaciones con el propietario. Además, nos suelen interesar también los terrenos que hay alrededor, porque las parcelas suelen ser pequeñas y necesitamos que sean rentables los costes de desplazamiento de personal y maquinaria para la extracción del material.

–¿Cómo ve Asturias como territorio para las empresas?

–Los impuestos nos machacan. Por ejemplo, el de sucesiones, que es el más alto de toda España. No digo que lo bajen a cero, pero... Sé de muchas empresas que se están yendo de Asturias por razones fiscales, y es una tristeza. Y también creo que necesitamos más espíritu de iniciativa privada; somos uno de los territorios con más funcionarios.

Francisco Martínez, «Pachu», a la izquierda, con su hermano  Adolfo, «Dolfo», en los comienzos de la empresa.

Francisco Martínez, «Pachu», a la izquierda, con su hermano Adolfo, «Dolfo», en los comienzos de la empresa. / LNE

El minero que se puso a vender madera en la huelga de 1934

José María Martínez era un minero que, en la huelga revolucionaria de 1934 tuvo que buscarse la vida para alimentar a su familia. Así que se puso a distribuir madera por el concejo en un pequeño camión y, a continuación, pasó a serrarla él mismo. Martínez incorporó al negocio a sus cuatro hijos varones –Dolfo, Pachu, Pepín y Tino– y al yerno de su única hija, Maruja. En 1967, dos de los hermanos, Pachu y Pepín, constituyeron la empresa Francisco Martínez García, a la que posteriormente se uniría un hijo de Pachu, Pedro Martínez. Los tres constituyeron definitivamente Maderas Siero en 1970. Más adelante, se integraron también dos hermanas de Pedro, Adelina y Martina. En 1995 se produjo una reorganización de la compañía, rebautizada como Grupo Siero, de la que desde entonces dependen dos sociedades: Maderas Siero y Siero Lam. A partir del año 2000 se inició la cuarta generación, con Susana Martínez Prieto (hija de Pedro) y su prima Sara Alonso Martínez.

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