Cudillero / Oviedo,

Sara ARIAS / J. ORDÓÑEZ

Los coches ya pueden circular sin salirse de la Autovía del Cantábrico desde San Roque del Acebal (Llanes) a Otur (Valdés) desde que a mediodía de ayer quedara abierto al tráfico el tramo entre Muros de Nalón y Las Dueñas, de 8,3 kilómetros de longitud. Transcurrido un cuarto de siglo desde el inicio de las obras y más de 50 años desde que se planteó el proyecto por primera vez, la Transcantábrica tiene ahora en servicio 206 de los 233 kilómetros de su trazado por Asturias. Quedan pendientes, por tanto, 27 kilómetros más, distribuidos en los subtramos orientales de San Roque del Acebal a Pendueles y de Pendueles a Unquera, y el occidental de Otur a Villapedre.

Fomento trabaja para que todos los tramos puedan estar listos antes de que concluya este año. Parece un objetivo factible, salvo en el tramo de Unquera, que ha sufrido una paralización de casi dos años y podría quedar para 2014, si bien el Ministerio le ha dado prioridad absoluta para tratar de adelantar el plazo. La conclusión del que va de San Roque a Pendueles está prevista para el otoño, aunque el alto ritmo de las obras, que no se detuvieron ni en las Navidades, puede propiciar que la apertura se produzca, incluso, antes del verano. En el otro extremo de la región, el lote entre Otur y Villapedre entrará en servicio a finales de este año, según el calendario de Fomento. El Ministerio garantiza que hay dinero suficiente para concluir toda la autovía en 2013 y sostiene que, si hay tramos que queden para 2014, será por complicaciones técnicas y no económicas.

En el trazado de la Transcantábrica por Galicia están pendientes dos tramos. Son el que va de Mondoñedo a Lindín y el de Lindín a Carreira, que, en conjunto, suman casi 15 kilómetros de recorrido. Salvo retrasos inesperados, entrarán en servicio a lo largo de este año, según anunció la ministra de Fomento, Ana Pastor, hace un par de semanas, durante una intervención en el congreso del PP de Lugo.

La apertura del tramo de la autovía de Muros de Nalón a Las Dueñas, con cuatro años de retraso y un sobrecoste de 40 millones de euros, era algo muy esperado en Cudillero y su entorno. Los vecinos dicen por fin adiós a los ocho kilómetros de caravanas diarias que venían sufriendo en la carretera de Galicia (N-632). Además, el nuevo tramo de autovía elimina uno de los principales «puntos negros» de las comunicaciones asturianas, escenario de grandes retenciones de tráfico, especialmente en los fines de semana del verano y en Semana Santa.

Ayer, poco después del mediodía, Severino Inclán segaba en una de sus fincas a un paso del nuevo tramo de autovía, a la altura de Arrojas, junto a su hijo, también Severino. Señalando con su dedo índice a la N-632, sentencia: «Sólo lleva un rato la autovía funcionando y ya me fijé en que no pasa ni un coche por la carretera; eso va a ser malo para la zona de abajo, la va a fastidiar». Pese a ello, considera que la apertura del tramo será buena para los vecinos porque, según dice, «antes, para ir de aquí a cualquier sitio era un viaje y ahora es sólo un paseo».

En Lamuño todos los vecinos estaban pendientes a mediodía del nuevo trazado de autovía, que esperan sirva de revulsivo para la zona, sobre todo en la época estival. «Esto es algo maravilloso, estoy emocionada de que se abra la obra faraónica por la que llevamos esperando ocho años», apunta Celsita González, dueña de Casa Celsa, un bar-tienda que funciona desde 1914. «El miedo era que no nos dejasen entrada al pueblo pero la playa de Artedo pesa mucho, así que estamos encantados», añade.

Esta empresaria sostiene que, de cara al verano, la parroquia se beneficiará de la autovía por el turismo. «Según coges el puente se ve Lamuño precioso y eso va a llamar la atención de la gente», afirma. La parte amarga es decir adiós a los trabajadores de la autovía que paraban a diario en el bar, con los que los vecinos tenían lazos de amistad.

La satisfacción no es sólo vecinal. Conductores como Antonio Santos, visitador médico de un laboratorio farmacéutico, opina que lo mejor de la puesta en marcha del tramo Muros-Las Dueñas será el ahorro de tiempo al volante, que calcula en unos quince minutos. «Por la nacional hay raya continua, no puedes adelantar y como te toque un camión delante, olvídate, por lo menos tardas quince minutos en ocho kilómetros», asegura. Santos subraya que, además, se gana en tranquilidad y seguridad. A este respecto, Andrés García, de paseo con su perro «Roco», también hace incidencia en la reducción de accidentes: «La carretera es muy peligrosa, en los últimos años se mataron tres personas aquí y seguro que la autovía resulta más segura».