Son las nueve y cincuenta y ocho minutos de la mañana; la asociación "Baracaxu", de Báscones, envía por correo electrónico un "email" a sus socios. En él se puede leer: "Hoy estamos de luto, hemos perdido a nuestro más ilustre vecino de Borondes, a Don Isidoro Álvarez". A esas horas, a ningún vecino le pilla por sorpresa la noticia. Todo Grado, toda Asturias y toda España lo sabe; el hombre que lideró la expansión de El Corte Inglés se ha ido. Pero en Borondes, su pueblo natal, ese mensaje, recibido al día siguiente de su fallecimiento, venía cargado de pesar. Y eso que muy pocos pueden presumir de haberle tratado personalmente. Álvarez se fue a vivir a Madrid con 18 años y desde entonces sus escapadas a Grado fueron menos de las deseadas. La última, hace ya un año.

En esa ocasión estuvo con Juan Álvarez, vecino de Fuejo, gran amigo de la familia y constructor de su casa de Borondes, conocida en el pueblo como "La Bruñega". En ella nació su padre, Dimas, y también él en 1935. Ayer estaba cerrada a cal y canto, no había vida en su interior y tampoco en su exterior. Tan sólo un camión de gasoil, que atendió su compañero Juan, encargado del cuidado de la vivienda durante el año, rompía el silencio establecido a su alrededor. "Trabajé toda mi vida para la familia. Con él traté menos, pero con la madre (Eustaquia) mucho. Isidoro era como dicen todos: una persona muy buena y seria", afirma Álvarez, que vio hace cuestión de dos semanas a su hermana María Antonia. "Ella era la que más venía por aquí", indica. Con el empresario moscón hacía por lo menos unos doce meses que no charlaba. "Para mí fue una sorpresa su muerte. No pensaba que estaba tan mal", lamenta.

En esa última visita, Isidoro y Juan estuvieron comiendo en el restaurante Casa Puyo, en Trubia, a donde siempre le gustaba ir al empresario a degustar una buena fabada y carne gobernada, en familia y sin querer ser el centro de atención de ninguna conversación y ni mucho menos de las cámaras. Allí todos le conocían y se sentía como en su propia casa. Ayer, una de sus dueñas, Maruchi Menéndez, todavía no se creía la triste noticia. "Cuando me enteré, estaba sirviendo una comida y se me encogió el corazón de tal forma... Perdí a un buen cliente. Que pena. Era una gran persona, de lo mejor que pasó por este comedor. Lo queríamos mucho y siempre que tenía algún evento en Asturias, aprovechaba para venir a vernos", comenta con gesto triste. "Era tan 'salao' él... Un paisano de los pies a la cabeza, como decimos aquí", repetía una y otra vez desde la barra. Además, "trataba a todo el mundo genial, no era distante en absoluto y todas las carencias que veía en Grado, las tapaba él", destaca.

De ese buen hacer en su concejo, que fue reconocido en el año 2009 al ser nombrado hijo predilecto de Grado, habla la presidenta de la Asociación socio-cultural "Baracaxu" y también concejala de Ferias y Mercados en el Ayuntamiento, Ámbar Álvarez. "Ayudó a muchas familias a encontrar un puesto de trabajo en El Corte Inglés. De hecho, muchas siguen hoy ahí gracias a él. Además, siempre apoyó los productos asturianos y nos ofreció colaboración total a nuestro colectivo", señaló. Un colectivo que pretende organizar un acto de reconocimiento póstumo a su figura. Aunque ese reconocimiento ya era pronunciado ayer por los vecinos de Borondes en cada una de sus intervenciones.

"Era muy campechano y decidido. Siempre le dijo a 'José la Estanquera', un hombre con el que pasaba mucho tiempo, que se iba para ser empresario", cuenta otro moscón del pueblo, Manuel Ángel Fernández, de casa "El Pariente". Y así fue. "Todavía era muy joven (79 años) para morirse", señala éste. Borondes llora hoy su muerte, pero sin dejar de repetir una única frase, la misma con la que acaba el "email" de la asociación "Baracaxu": "Nunca te olvidaremos Isidoro".