E. CAMPO

Tocaba la flauta para pedir dinero y quería ir a La Rioja, decía, pero ya no llegará nunca. Un hombre de 30 años de edad y natural de Baracaldo (Vizcaya), G. C. Z., murió ayer apuñalado a plena luz del día en el entronque de la calle Pablo Iglesias con Rivero, ante numerosos testigos, tras mantener una disputa con un avilesino, J. J. M. V., de 41 años, que después de hacer varios amagos con un cuchillo acabó con la vida de su rival. La Policía Nacional investiga los detalles que rodean este trágico suceso que a punto estuvo de saldarse con otra víctima más, ya que la novia del fallecido, que también estuvo implicada en la pelea, quiso cortarse las venas, según testigos. Sólo la intervención de dos personas impidió que llevase a cabo su propósito.

Los vecinos de Rivero conocían de vista a todos los implicados: el supuesto autor del apuñalamiento vive muy cerca del lugar de los hechos, en la misma calle Pablo Iglesias: se trata de un delincuente habitual con 14 reseñas en los archivos de la Policía Nacional; pero además el fallecido, su novia y otro joven llevaban varios días vagabundeando por la ciudad. Los soportales de Rivero eran el refugio de estos tres «punkies» -así los definen los testigos-, que todavía durante la mañana de ayer habían estado pidiendo dinero y tocando la flauta. Mostraban señales de haber consumido grandes cantidades de alcohol y droga, aseguran los vecinos de Rivero, pero su comportamiento no era violento, y decían a todo aquel que quisiera oírlos que se iban a trabajar a La Rioja.

El drama se desencadenó minutos antes de las tres de la tarde. Fue entonces cuando un «punkie» comenzó a discutir con la chica en medio de la calle. Y en eso estaban cuando llegó un avilesino, al que la Policía le adjudica antecedentes policiales, que aparentemente comenzó a defender a la mujer. Su intervención derivó en una disputa directa entre los dos hombres, que comenzaron a gritarse y a amenazarse alardeando de sus respectivas estancias en la cárcel, siempre según testigos. El de Avilés sacó un arma blanca y lanzó varias cuchilladas al aire, hasta que finalmente alcanzó el pecho de su oponente, que cayó en el suelo, al lado de una tapa de alcantarilla, y ya no se movió más.

Los testigos coinciden en señalar que el agresor se dio la vuelta y se fue a su casa. La chica comenzó a llorar y a gritar, y se lanzó sobre el cuerpo ya muerto del vizcaíno. Después sacó una navaja, cuentan los vecinos, e intentó cortarse las venas, pero dos personas la agarraron y se lo impidieron. Las llamadas ciudadanas alertaron a las fuerzas de seguridad, y al lugar de los hechos se trasladaron policías de la Comisaría de Avilés, así como los servicios médicos de emergencias. Los facultativos trataron de reanimar a la víctima, que falleció minutos después en la misma calle donde pedía unas monedas.

La Policía Nacional procedió a detener al acusado, gracias a la información que recabó de los numerosos testigos de los hechos. Miembros de la Brigada de Seguridad Ciudadana procedieron a determinar la identidad completa del hombre y a la detención en su propio domicilio, en Pablo Iglesias. Una inspección técnica por parte de los agentes permitió, además, asegurar el escenario del homicidio y la recogida de pruebas.

La noticia del homicidio se extendió rápidamente, y los vecinos manifestaron su incredulidad por que algo así ocurriera en la ciudad, a pleno día. También hubo quien lamentó la imagen que el suceso ofrece de Avilés, en un momento en el que personalidades de todo el mundo se dan cita en el Foro de la Diplomacia Cultural; pero la diplomacia y la cultura estuvieron ayer ausentes en Rivero, la calle que fue testigo de cómo sólo un instante separa la cara de la cruz, la vida de la muerte.