Luanco, Illán GARCÍA

El aparcamiento de las instalaciones deportivas de Balbín se convirtió ayer en una fiesta. Los mayores del concejo tomaron esta explanada de asfalto desde el mediodía y todo ello para celebrar una multitudinaria comida gratuita para mil comensales. Los asistentes disfrutaron de costillas, carne guisada, criollos y yogur. Eso sí, todo regado con vino, sidra y, sobre todo, buen humor. Esta era la primera vez que el tradicional encuentro de mayores se celebra en Balbín, ya que en anteriores ediciones esta fiesta se desarrollaba en La Mofosa. El cambio de ubicación fue un acierto, según comentaron los asistentes. Aunque como en todo, siempre hay quejas. Algún vecino se quejó de que en Balbín se aparca peor. Pero esas pequeñas apreciaciones se olvidaron durante toda la jornada en la que participaron vecinos de las trece parroquias del municipio. Y lo hicieron en armonía.

Los de Ferrero estaban con los Viodo y Verdicio. Los de Manzaneda con los luanquinos y los de Perdones. También había vecinos de Bocines, Laviana, Santiago de Ambiedes, así hasta cubrir las trece parroquias. Mientras un grupo de San Martín de Podes, que defendía con sorna que venían de la «capital» del concejo, degustaba el licor de ciruelas que Orfelina García había preparado para la fiesta. «Este chupito de ciruela es afrodisiaco; vale para tener hijos o, por lo menos, para intentarlo», explica, entre risas, esta vecina de Podes que no perdía la sonrisa. Y como ella, el resto de los asistentes que pasaron la tarde entre juegos de cartas, conversaciones y risas, muchas risas.

«Creo que haber elegido Balbín para la fiesta es buena idea, pega menos el aire porque está más resguardado que La Mofosa», afirmó Consuelo Álvarez, de Manzaneda, que es una de las fijas del encuentro de mayores desde que se comenzó a organizar hace ocho años. En la sobremesa, Álvarez, acompañada por su marido, Rafael Menéndez, solo deseaba que la orquesta comenzara a sonar y tocaran «Sólo te pido», de Manolo Escobar, «El gallo» («El polvorete») y «Los ojos negros»

Por su parte, el alcalde, Ramón Artime, también presente en la romería, destacó que esta fiesta va a más con los años. Prueba de ello es la satisfacción de haber cambiado de ubicación y sustituir el prao de La Mofosa por el asfalto de Balbín. «Con todo lo que llovió este año, cualquiera está hoy en La Mofosa; nos pondríamos perdidos», comentó una mujer.

Y entre tanto, la charanga candasina de «Pepe El Chelo» amenizada la jornada con su música por todo el recinto. Entre costillas, criollos, sonrisas y asfalto, pasó una jornada de hermandad de los mayores del concejo que no descartan volver el año que viene. «Menos mal que no pica el sol; nublado se está mejor», defendió María Álvarez, otra asidua de esta cita estival.