Grado, Lorena VALDÉS

Hay chica nueva en la biblioteca de Grado. Se llama Nadine Messerschmidt, es alemana y ha llegado a la villa dispuesta a que autores tan reconocidos en la literatura de su país como Clemens Meyer, Colker Braun, Kathrin Schmidt y Favid Safier dejen de ser nombres impronunciables para los moscones. La presencia de la joven bibliotecaria ha propiciado la puesta en marcha del programa «Bibliotecas sin fronteras año 1: Alemania», que se iniciará el próximo miércoles 21 de septiembre, coincidiendo con el decimotercer aniversario de la inauguración de la biblioteca «Valentín Andrés» en la Casa de Cultura. Los cuentacuentos, las exposiciones, los clubes de lectura, los concursos y el resto de actividades tendrán, a partir de esa fecha, acento alemán en Grado.

De las 22 bibliotecas asturianas a las que Nadine Messerschmidt envió su currículo para optar a una beca «Leonardo», una vez finalizados sus estudios de Biblioteconomía en Berlín, sólo obtuvo respuesta positiva de la de Grado. «Esta biblioteca es un buen ejemplo de que no se necesita mucho dinero para realizar actividades dinámicas para fomentar la lectura entre el público adulto y los jóvenes, sino buenas ideas», explica la bibliotecaria, quien, tras unas semanas detrás del mostrador de préstamos, confiesa satisfecha que los usuarios «ya me reconocen por la calle».

Además de asesorar a los lectores y de cumplir con sus tareas como bibliotecaria, Nadine Messerschmidt ejerce de perfecta embajadora de su país y trabaja con entusiasmo en el proyecto «Bibliotecas sin fronteras», que intentará involucrar también a los alemanes residentes en la villa moscona. «Entre las propuestas que esperamos que salgan adelante está la elaboración de una guía de lectura de literatura alemana y también impartir un curso acelerado de alemán», explica la joven, de 24 años. Nadine Messerschmidt lamenta que en su país la figura del bibliotecario se esté perdiendo a causa de las nuevas tecnologías. «Los usuarios echamos de menos poder hacer nuestras consultas a la gente que de verdad sabe de libros». Como ella, que trabaja desde hace semanas para que la biblioteca de Grado no pierda su encanto.