Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El plan para salvar del deterioro el famoso mural de la Salve marinera de Candás, obra de Alfredo Menéndez, ya está completo. Después de que se diese a conocer que el método elegido para garantizar su preservación era su reconstrucción en cerámica, ahora se ha dado un paso más, y ya se cuenta con el material a partir del cual se abordará esa recomposición: los negativos de las fotografías realizadas con la obra recién pintada, en 1999.

Los negativos fotográficos originales están siendo positivados, para permitir una reproducción lo más fiel posible al original. Esta reproducción ocupará, una vez finalizada, el mismo lugar que la pintura, una pared de la plaza candasina de El Paseín, con sus mismas medidas.

El lugar donde se encuentra el mural de La Salve es el mismo sobre el cual cada domingo de Pascua se canta, desde hace más de un siglo, la Salve marinera en Candás. Una tradición que refleja la escena de Alfredo Menéndez, con motivo de su aniversario en 1899.

Tras anunciar su intención de conservar la obra, el gobierno de Carreño se puso en contacto con el artista para obtener su permiso, ya que inicialmente se había mostrado reacio a la restauración. Ahora, una vez esté en poder del Ayuntamiento el material fotográfico, los planes pasan por adjudicar la reproducción a unos ceramistas. El presupuesto consignado para ello en las cuentas de 2012 es de 8.000 euros.

Así se conseguirá dar perdurabilidad al mural, ya que la cerámica es muy resistente a las inclemencias del tiempo y a factores como la suciedad, la polución y la acción mecánica humana, según la valoración de los expertos.

Y es que, tal como reveló un estudio elaborado en 2011 por un equipo de restauradores avilesinos encabezados por Luis Saro, la pintura se encuentra en un estado de conservación tan malo que podría desprenderse y perderse para siempre en cualquier momento.

La pintura de El Paseín, de 10 metros de largo, está considerada una de las piezas más preciadas del museo al aire libre de Candás. Su autor firma también otros murales de la villa, como los dos que adornan la fachada de la fábrica de Albo. La pintura se encuentra muy deteriorada, con golpes visibles y pérdidas de color a causa de los balonazos que recibe de los juegos de pelota y, sobre todo, de la humedad de un balcón situado en su parte superior, que no tiene canaleta y filtra el agua hacia el mural.