En cinco minutos de locura el Sporting despachó al Mirandés. Como quien espanta a una mosca, los rojiblancos marcaron distancia entre un equipo en crecida, que ya se relame a la vista del ascenso, y un modesto que considera un premio pasear por el fútbol profesional. Bastó que Sandoval mandase cargar a la artillería serbia, bien abastecida en la tarde de ayer por Santi Jara, Nacho Cases y un espléndido Canella, que, por fin, recordó el enorme lateral que siempre ha sido.

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La gran noticia del día es que, más de ocho meses después, el Sporting encadena dos victorias consecutivas en una impresionante serie de siete partidos sin perder, que lo deja a un paso de despedir el año en puestos de ascenso. Hasta podría ser campeón de invierno si se repite el próximo fin de semana una jornada tan propicia como ésta. La mala noticia, que siempre las hay en El Molinón, es esa sensación de agobio inevitable al final de cada partido del Sporting. Un aspirante serio no debe consentir que se le complique de esta manera un partido en el que logra una ventaja de tres goles a los cuarenta minutos.

Además de por la nueva exhibición de los artilleros serbios, el encuentro de ayer será recordado por el renacimiento de Roberto Canella. El cuestionado capitán se merecía un partido como éste, con un impresionante despliegue físico y acabando cada intervención con un preciso centro al corazón del área. Por un momento hasta pareció que marcaría unos de esos golazos que suele regalar de cuando en cuando. También Santi Jara parece haberse subido al tren. El de Almansa completó su mejor partido del curso y, aunque tiene que pulir esa querencia por la frivolidad, tuvo algunas intervenciones decisivas.

El Sporting ha cogido velocidad de crucero y Sandoval, que ayer recuperó la defensa de cuatro con Luis Hernández en el lateral derecho, gana pasajeros cada semana en la nave hacia el ascenso. Con todo, la enorme solvencia de los artilleros serbios no debe tapar las carencias defensivas que sigue arrastrando este equipo. Se dice que el Sporting necesita muy poco para marcar, y es cierto, pero también lo es que recibe goles con la misma facilidad. Si deja de mostrarse tan vulnerable, las opciones de ascenso se multiplicarán y los corazones rojiblancos lo agradecerán.

Tres goles en cinco minutos dejaron el choque muy a favor

A pesar de que sabía que la jornada sería redonda si ganaba al Mirandés, el Sporting salió tranquilo, como a bajas revoluciones. Fue Scepovic quien le dio al interruptor poco antes de la media hora. Al serbio le pedía marcha el cuerpo después de dos partidos sin marcar y ni siquiera esa nueva ubicación cerca de la banda izquierda habría de frenarlo. Bastó con un córner bien sacado por Nacho Cases, para que Scepovic se levantara poderoso y cabecease al larguero. Ese chispazo desató una locura de cinco minutos en la que al Mirandés le cayó encima el chaparrón de su vida.

Los goles llegaron gracias a la capacidad rematadora de los artilleros serbios, pero también gracias a buenas jugadas colectivas y precisos envíos de Santi Jara, Canella y Nacho Cases. A los cuarenta minutos, el Sporting ganaba tres a cero y la grada era una fiesta. Y, de pronto, el equipo se paró. Como si no quisieran malgastar la munición pensando en las duras batallas que aún habrán de librar, los jugadores rojiblancos pararon las máquinas. El gol de Iván Agustín, en un error de marcaje de Barrera, fue interpretado como una señal de mal fario por el sportinguismo, al que la experiencia lo ha enseñado a desconfiar de las ventajas cortas.

A la vuelta del descanso fue Canella quien se echó el equipo a la espalda y sembró de balones el área local. También Jara interpretó el escenario y colgó cada balón que pasó por sus botas. Sandoval prescindió de Lekic y buscó airear el ataque con Carmona, pero el cambio tuvo un efecto extraño. Quizá porque coincidió con un movimiento doble de Gonzalo Arconada, quien introdujo en el campo a dos revolvinos como Pablo Infante y Borja Docal. Ellos dos conectaron con Muneta y dejaron la ventaja rojiblanca en la mínima expresión con la complacencia de la defensa del Sporting.

Lo que iba camino de ser un trámite necesario acabó por convertirse en sufrimiento evitable. El Sporting ha sumado tres puntos que no se podían escapar y ha dado un paso de gigante hacia el único objetivo de este equipo, sustentado en la eficacia de su ataque. Sin embargo, el equipo sigue teniendo abierta la vía de agua de su defensa. Como parece que el mercado de invierno no traerá refuerzos que mejoren la seguridad, Sandoval tiene que darle otra vuelta a esta cuestión. Ayer recuperó la línea de cuatro y el resultado fue que el Sporting atacó mejor, pero concedió dos goles que se podían haber evitado. Contra el Mirandés no tuvo trascendencia, pero ante otros rivales dos goles serían una losa muy complicada de levantar.

Cuéllar (1); Luis Hernández (1), Iván Hernández (2), Bernardo (1), Canella (3), Sergio (2), Nacho Cases (1), Santi Jara (2), Álex Barrera (1), Scepovic (3), Lekic (3).

Cambios: Carmona (1) por Lekic (minuto 63), Lora (1) por Álex Barrera (minuto 80) y Hugo Fraile (s. c.) por Nacho Cases (minuto 87).

1-0 Lekic (min 34)

2-0 Scepovic (min 36)

3-0 Scepovic (min 39)

3-1 Iván Agustín (min 42)

3-2 Docal (min 74)

Dani Jiménez (2); Iván Malón (0), Gaspar (0), Caneda (1), Álvaro Corral (0), Iván Agustín (2), Nagore (1), Iriome (0), Muneta (2), Igor Martínez (1), Díaz de Cerio (0).

Cambios: Borja Docal (1) por Iriome (minuto 63), Pablo Infante (2) por Díaz de Cerio (minuto 63) y Goiría (s. c.) por Igor Martínez (minuto 84).

Árbitro: Melero López (andaluz) expulsó por roja directa al portero suplente del Mirandés Prieto (minuto 40) y amonestó a Cuéllar, Luis Hernández, Iván Hernández, Nacho Cases, Scepovic y Hugo Fraile por el Sporting y a los visitantes Iván Agustín y Gaspar.

Incidencias: 16.112 espectadores según datos oficiales.