El ahorro. El diseño del Gobierno mantiene la diferencia de tributación por IRPF entre las rentas del trabajo y las del capital, menos gravadas para favorecer el ahorro, según el criterio expuesto por Montoro. Los dividendos, rendimientos de depósitos o de fondos de inversión tributarán con tipos más reducidos que hasta ahora y se mantendrá la progresividad. A los primeros 6.000 euros de ingresos se les aplicará el 20% en 2015 y el 19% en 2016, de modo que volverán en este último año a la situación anterior a 2012, cuando el Gobierno del PP, recién llegado a la Moncloa, subió el IRPF. Por encima de los 6.000 euros, los gravámenes sobre los rendimientos del ahorro bajarán hasta en seis puntos. En principio, y a falta de que el Gobierno explique con más detalle la reforma (lo hará el próximo lunes), el tratamiento de las rentas de capital favorece a los contribuyentes con mayor riqueza financiera.