El Club Voleibol La Calzada, un bloqueo al vial de Jove en superficie

El equipo lamenta otra «frustración» y pide «equilibrio entre empleo y salud» con el tráfico soterrado, que será «mucho más limpio»

Agachadas, por la izquierda, Martina López, Leila Fernández, Alba Morán, Deva Fernández, Carlota Alonso y Noa Becerril. En segundo término, por orden, María Jesús Rodríguez, Candela Cabielles, Carmen Valles, Zoe Cajigal, Anahí Fernández, Celia Martínez, Adriana Díaz, Jimena Valles, Tania Sánchez, Inés Magaz, Ainhoa Suárez y Jaime Vega, en la pista del colegio Miguel de Cervantes.

Agachadas, por la izquierda, Martina López, Leila Fernández, Alba Morán, Deva Fernández, Carlota Alonso y Noa Becerril. En segundo término, por orden, María Jesús Rodríguez, Candela Cabielles, Carmen Valles, Zoe Cajigal, Anahí Fernández, Celia Martínez, Adriana Díaz, Jimena Valles, Tania Sánchez, Inés Magaz, Ainhoa Suárez y Jaime Vega, en la pista del colegio Miguel de Cervantes. / Ángel González

Jaime Vega, presidente del Club Voleibol La Calzada, define el hecho de que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible haya descartado la opción del túnel para el vial de Jove como «un jarro de agua fría». Vega sabe de lo que habla. Reside en Cuatro Caminos y lidera una entidad que entrena y juega a caballo entre el pabellón de Mata Jove y el colegio Miguel de Cervantes, en El Cerillero. La contaminación es una constante en la zona oeste, lamenta. «Aquí es una protesta de toda la vida», apunta Jaime Vega, para el que «no hay más que asomarse a la ventana» para palpar la polución. «Es algo exagerado», afirma el presidente del Voleibol La Calzada, fundado en la década de los ochenta por Geles García, antigua directora del Cervantes. La conexión entre equipo y centro viene de lejos.

La inmensa mayoría de las alrededor de 250 jugadoras del club vive en el oeste gijonés. Para Jaime Vega, el frenazo en seco a un vial soterrado ha sido un choque de realidad. «Parecía que se solucionaba, pero al final es otra puñalada más, aunque ya estamos acostumbrados. Se pasa mucho de nosotros», esgrime el presidente. A sus quejas se une Ainhoa Suárez, secretaria del Voleibol La Calzada. «No podemos estar fomentando deporte y salud al lado de Arcelor y encima con lo que se viene con el vial», subraya Suárez, también residente en el oeste y que ejemplifica gráficamente la problemática de la contaminación. «Si un coche es blanco, como el mío, a las dos horas ya está negro», declara. Para Jaime Vega, lo de soterrar el tráfico pesado para mitigar los efectos de la polución es algo «lógico» teniendo en cuenta las circunstancias. «Vinieron a poner las primeras y segundas piedras, pero no hubo tercera», reprocha sobre el proyecto del vial de Jove.

"Pusieron primeras y segundas piedras, pero no hubo tercera", asevera Jaime Vega

No tiene reparos Jaime Vega en reconocer que para los vecinos del oeste y para el Club Voleibol La Calzada, la situación actual del plan es «una frustración». «Para la gente que quiere hacer deporte al aire es contraproducente», afirma Vega en alusión de nuevo a la contaminación. Como «una tontería» ve la alternativa de realizar una autovía en superficie por el entorno del Lauredal. Para ello, emplea unos términos similares a otros utilizados por protagonistas estas semanas a través de LA NUEVA ESPAÑA. «Es mover un problema 600 metros más arriba», manifiesta Jaime Vega. «Para hacer eso, lo dejamos como está», advierte el mandatario del club, cansado de ver «camiones, camiones y camiones» circular por Príncipe de Asturias.

María Jesús Rodríguez, entrenadora, es de las que casi «nació» en La Calzada, una zona en la que, denuncia, los problemas respiratorios en los habitantes son más comunes que en otras partes de Gijón. «En centros de salud te lo dicen», apostilla. Su visión respecto al vial de Jove coincide con la de sus compañeros al expresar su rechazo a la propuesta en superficie. «Si añadimos más tráfico donde ya hay contaminación...», reflexiona Rodríguez, a la que «no le encaja» los pasos dados durante la larga y turbulenta trayectoria del proyecto. «Esto es volver a lo de hace 30 años», asevera la entrenadora, que trabaja en Cabueñes y resalta que, en cuanto a la calidad del aire, «el contraste es evidente cuando llego a La Calzada». Para Rodríguez, la clave radica en hallar «el equilibrio entre empleo y salud», y aboga por «poner remedio» al embrollo. Ainhoa Suárez admite que «no entiende de ingeniería», pero de lo que no duda es de que «soterrar es mucho más limpio». El Club Voleibol La Calzada bloquea el vial en superficie.

Suscríbete para seguir leyendo